Últimamente, no me pregunten ustedes la razón, tengo constantemente en la cabeza esta canción de Bob Dylan, y no se si es por darme cuanta del devenir de los años o que simplemente la debí escuchar de rebote y sin ser consciente y ya no la he soltado.
Sea por lo que fuere, es una de mi top tres del atemporal artista, compartiendo honores con Hurricane y Romance In Durango, y una de esas que jamás te cansas de escuchar, cosa que no puedo asegurar que me haya pasado con otras.
Incluida en el disco Planet Waves, que supuso la reunión de Dylan con The Band, su antigua banda de acompañamiento y que había encontrado el éxito en solitario como todo el mundo y los libros de historia ya saben.
Una de sus canciones más versionadas y que ha pasado por las gargantas de gente tan dispar como Norah Jones, Billy Corgan, Joan Baez, The Pretenders o Diana Ross, pero que en ninguna de ellas suena tan de verdad como en las nasales intepretaciones de nuestro protagonista de hoy.