La muerte nos afecta de formas diferentes. Algunos apenas sienten su paso. Otros se la encuentran de frente. Y otros sienten su toque helado en sus corazones”
La Muerte del Capitán Marvel de Jim Starlin (Marvel Graphic Novel nº 1 Death of Captain Marvel USA).
En 1982, Marvel Comics comenzó la publicación de alguna de sus obras más destacadas en el formato que se haría llamar Novela Gráfica, un intento por parte del mercado estadounidense de emular los álbumes europeos y dotar a algunas de sus obras de un valor añadido y un sello de calidad. La primera obra que tuvo dicho privilegio fue “La Muerte del Capitán Marvel”.
El Capitán Marvel nunca fue un personaje que tuviera un éxito espectacular. Su colección había funcionado gracias a un grupo de lectores fieles pero las ventas cada vez le acompañaban menos. Jim Shooter, editor de Marvel por aquel entonces, decidió que el personaje tuviera una muerte gloriosa y que su autor fuera Jim Starlin, aquel que mejor había entendido y mejores aventuras había creado del personaje.
Pero la muerte del Capitán Marvel no vendría provocada por una muerte en una gran batalla espacial sacrificándose por el destino de la humanidad, o asesinado por el mayor de los villanos del universo Marvel. No, la muerte del Capitán Marvel sería por algo mucho más mundano y causa de muerte de la mayoría de los seres humanos, el cáncer.
Este motivo, hizo que el tebeo tuviera un mayor impacto en una generación de lectores que no estaba acostumbrada a ver morir a sus héroes. Si, habíamos sufrido la muerte del Capitán Stacy y sobre todo la de Gwen Stacy, novia de Peter Parker y principio del fin de la inocencia para el universo Marvel, pero la muerte de uno de sus héroes no se nos pasaba por la cabeza.
Jim Starlin, aprovechó en las páginas del cómic para recontar la historia del personaje, como tributo al mismo y como guía para aquellos lectores que no hubieran seguido sus andanzas, mientras el lector iba siendo testigo, con el corazón en un puño, del proceso de degradación del héroe hasta el fin de sus días.
Es en esas escenas, donde Starlin consigue conmover al lector y convertir este tebeo en algo legendario y una de las cumbres de Marvel Comics. Desde la página sin textos, donde Mar-vell le dice a su amada Elysius la enfermedad que padece, o el momento que Spiderman abandona la habitación del moribundo héroe ya que no puede contener las lágrimas, hasta el reencuentro final entre Mar-vell y Rick Jones. Sin dejar de mencionar la naturalidad y respeto con el que la enfermedad es tratada por el autor.
Porque este cómic hizo que nosotros, tiernos infantes a los que la muerte nos pillaba muy lejana, nos diéramos cuenta de la precariedad de la vida, de que nuestros héroes eran falibles, que eran humanos, que sufrían y que podían morir, que nadie se salvaba. Tras un combate final metafórico del héroe con su mayor némesis Thanos y esa última página final con el corte brusco de su muerte en el mundo real y Mentor tapando el cadáver del héroe con una sabana, sin dramatismos ni sensiblerías de ningún tipo, Starlin finaliza la vida de un héroe e hizo historia en el mundo Marvel y en los cómics mainstream.
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