Clásicos de Hoy – Training Day

Clásicos del cine contemporáneo…por César del Campo de Acuña

Dirección: Antoine Fuqua.
País: Estados Unidos.
Año: 2001.
Duración: 122 minutos.
Género: Crimen. Drama. Thriller.
Guion: David Ayer.
Interpretes: Denzel Washington, Ethan Hawke, Scott Glenn, Tom Berenger, Harris Yulin, Raymond J. Barry, Cliff Curtis, Dr. Dre, Snoop Dogg, Macy Gray, Charlotte Ayanna y Eva Mendes.
Música: Mark Mancina.
Fotografía: Mauro Fiore.
Montaje: Conrad Buff.
Diseño de producción: Naomi Shohan.
Vestuario: Michele Michel.
Estreno en Estados Unidos: 5 de octubre de 2001.
Estreno en España: 9 de noviembre de 2001.

Día de entrenamiento

Me sorprende escuchar como el termino histrión es utilizado habitualmente de forma peyorativa contra el gremio de actores. Desdibujado, sobreactuado, falto de interés e histriónico son algunos de los adjetivos que suelen trufar incontables críticas con cierto aire de exquisita prepotencia en la que el que se enfrenta al negro sobre blanco ni tan siquiera es capaz de llegar a imaginar el alcance del que sube a la palestra para dar vida a sensaciones ante millones de inquisitivos ojos saciados de imágenes. No piensen ni por un momento que no creo en la mala interpretación de un personaje, de hecho esta a la orden del día, pero la acción de calar palabras cual bayoneta con el único objetivo de dañar por medio del verbo fácil sin conocer nada más que leves notas del significado de la contundente pero, a su vez liviana metralla, dispuesta a ser utilizada con el poco digno esfuerzo de molestar me resulta irritante y un perfecto ejemplo de falta de talento. El cumplido empalaga, la crítica exagerada descubre a su autor. Palabrería. Sea así o no, el histrión no es otra cosa que el actor que en las comedias grecolatinas representaba disfrazado, oculto tras una mascara. Esto me lleva a pensar que, en el fondo, todos aquellos dispuestos a representar un papel son histriones y que no hay mejor careta que la de una soberbia y sobrecogedora puesta en escena.

Esa intangibles mascara de truenos y demonios, de dolor y angustia, de misericordia y amor transforma por completo a aquellos que la saben portar con maestría y les lleva a devorar la pantalla por medio de la personificación de un ente ficticio tan posible y aterradoramente real que oculta a la producción que le rodea con inusitada facilidad. Una de esas contadas ocasiones en las que una puesta en escena personifica y justifica por completo un largometraje se dio en Training Day (Día de Entrenamiento), tercera película del director norteamericano Antoine Fuqua (1966, Pittsburg, Pensilvania), en la que un colosal Denzel Washington da vida al terrorífico Detective Alonzo Harris, un oficial del departamento de narcóticos corrupto, violento, egoísta, calculador y tan factible en ese hervidero que parece ser la ciudad de Los Angeles como palpables son las palmeras que escoltan Sunset Boulevard.

Desde la primera escena, en la que tan solo su voz hace acto de presencia para advertir a un notabilísimo Ethan Hawke del día que le espera por delante, Washington se hace dueño y señor de un thriller aceptable al que, desafortunadamente, el tiempo no ha tratado muy bien. Si bien su ritmo es endiablado, gracias a un montaje excelente, la personalidad que el director transfiere a su propuesta se hermana en demasiadas ocasiones con su pasado como realizador de video clips musicales. Aun así, como drama policiaco el guión de David Ayer funciona a la perfección y sin llegar a ponerse al servicio de un sobresaliente Denzel Washington, el cual no espera un texto a su servicio, sino que es el mismo el que lo hace suyo. Alonzo Harris, por derecho propio, es uno de los mejores villanos de la historia del cine contemporáneo y si aun no cuenta con un mayor respaldo cinéfilo en esta suerte de listas es por la escasa popularidad de Training Day, película que si bien es cierto es disfrutada y elogiada por la mayor parte de los que pasean sus distraídos ojos por ella, no cuenta con un respaldo perpetuo, cercano al culto, que producciones similares, pero inferiores, incomprensiblemente poseen.

Otros elementos Destacables de Training Day como obra son, sin lugar a dudas, su fotografía y el correcto uso de la música. Mauro Fiore, realiza una interesante labor y gracias a filtros y una gama de colores fríos a vivos dota de una personalidad visual a los 122 minutos de metraje. Es cierto que en algunos momentos, su visión, junto a la de Fuqua entrega demasiado terreno a la cinta a los videoclips musicales vistos en la Mtv del cambio de siglo, pero aun así, la particularidad lumínica por la que apuesta el film consigue destacar y ensalzar el entorno así como las sensaciones de los personajes. Siendo su mayor defecto el aire de clip musical que posee, no es de extrañar que el uso de la banda sonora sea algo más que aceptable. Si bien es cierto que la obra de Mark Mancina en esta cinta no pasara a la historia del cine, su aportación sonora es correcta y sumada a los temas que componen la banda sonora no orquestal del film obtenemos un apartado musical francamente valido, capaz de sumergir al espectador en la acción, en el tempo de la narración y en las peligrosas calles de Los Angeles.

Día de entrenamiento, es una película aceptable, que encuentra su mejor virtud en la sensacional puesta en escena de Denzel Washington y en menor medida en la de un notable Ethan Hawke. Demasiado ligada al cambio de siglo, Training Day es una obra en la que una nota suena mucho más alta que el resto pero, en la que a pesar de ello, no desentona. Una partitura para amantes de los thrillers y los cinéfilos en busca de interpretaciones que justifiquen producciones.