En ella, un viejo libertino se enamora de la amante de su hijo llamada Cásina. El viejo intenta casarla con un esclavo suyo con quien ha estipulado ciertas e infames condiciones. Un esclavo del hijo descubre a la madre de éste el repugnante y cínico convenio y el viejo al fin concluye por verse humillado y despreciado de todos y Cásina reconocida hija de un ciudadano libre se une en matrimonio con el hijo del anciano a quien sí primero favoreció la Suerte, después fue vencido por la astucia como dice Prisciano en el argumento de esta comedia.
Cásina, escrita en torno a 200 a. C. es ya una “obra de madurez” de Plauto; la historia de la literatura plautina no ha sido, sin embargo, tan generosa con Cásina como con Miles o Anfitrión, por ejemplo, quizá debido a su “escabrosidad” interna, y se nos ha transmitido como “una obra más” del elenco plautino. Al modelo griego se agregan en esta comedia latina groseros chistes y obscenidades acomodados al gusto de los romanos. La Cásina ha llegado hasta nosotros censurada, sobre todo, en sus últimas escenas.
No obstante, se desarrolla en ella uno de los temas preferidos de Plauto y aquí brilla con luz propia el prototipo de un personaje imprescindible en la posterior Comedia Universal: “el viejo verde”, que agudiza su ingenio ante la adversidad para poder satisfacer sus amores. Cásina se diferencia también de “sus hermanas de mayor renombre” en el desarrollo escénico y en que su lenguaje está en consonancia con el tema que trata: menudean frases, alusiones y gesticulaciones que a buen seguro harían las delicias de la plebe romana de la más baja estofa. Esto puede explicar el hecho de que Cásina haya estado vetada en pasadas etapas históricas y se haya puesto como “paradigma” del Plauto barriobajero que busca la carcajada a cualquier precio.
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Entrada núm. 5573
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