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Clásicos Modernos: "Lake Mungo", de Joel Anderson.

Publicado el 13 septiembre 2018 por Mumbo @OMasti2012
Clásicos Modernos: LA MISTERIOSA MUERTE DE ALICE PALMER
En 1999, con el cambio de milenio a la vuelta de la esquina, se estrenó una película que dio un vuelco importante en la concepción de las películas de terror. "El proyecto de la bruja de Blair" (The Blair Witch Project, Eduardo Sánchez y Daniel Myrick) introdujo en el género el estilo del ‘found footage’ —también conocido como 'falso documental'—, caracterizado en mayor medida por las imágenes de grabaciones domésticas sin pulir y de origen supuestamente real; es decir, lo que se conoce como ‘metraje encontrado’. Es conveniente recordar que a principios de los 80 el cineasta italiano Ruggero Deodato ya utilizó esta técnica para su obra cumbre “Holocausto caníbal” (Cannibal Holocaust, 1980), convirtiéndose en la precursora; sin embargo, fue la cinta de Sánchez y Myrick la que puso de moda esta técnica narrativa. La cinta de la ‘bruja de Blair’ se aprovechó de una inteligente campaña viral, cuando internet aun se encontraba en pañales, poniéndole el acento en la supuesta autenticidad de sus imágenes, propiciando que numerosos cineastas eligieran esta técnica para realizar una multitud de películas de terror que coparon el género, alcanzando su máximo apogeo en torno a 2007, año en el que se estrenaron los títulos más relevantes hasta la fecha: "Paranormal Activity" (Oren Peli), "Recuerdos perversos" (The Poughkeepsie Tapes, John Erick Dowdle), la fantástica cinta española "[•REC]" (Jaume Balagueró y Paco Plaza), la 'monster movie' producida por J.J. Abrams "Monstruoso" (Cloverfield, 2008) y hasta el ‘padre’ del zombie moderno George A. Romero se quiso sumar al movimiento con "El diario de los muertos" (Diary of the Dead). De entre toda esta vorágine de películas que se produjeron, hay una modesta cinta australiana que se desmarca del resto por su originalidad a la hora de usar estos recursos narrativos: "Lake Mungo". Estrenada en 2008, se trata de la ópera prima de Joel Anderson, y que a la postre se convertiría en su única película, junto con el misterioso cortometraje "The Rotting Woman" (2002), que escribió y dirigió previamente.



Clásicos Modernos:
"Lake Mungo" nos presenta la historia de los Palmer, una familia que reside en la localidad australiana de Ararat, situada al suroeste de Victoria, a unos 205 km al oeste de Melbourne. Alice, la hija menor de la familia —de dieciséis años de edad—, se ahoga mientras nada en la presa local. Tras una intensa búsqueda encuentran el cuerpo de la joven y el forense determina que su muerte ha sido accidental. Una vez que la afligida familia la entierra, empiezan a experimentar una serie de eventos extraños e inexplicables, centrados dentro y alrededor de su hogar. Profundamente inquietos, los Palmer buscan la ayuda del parapsicólogo Ray Kemeny, el más destacado del país, descubriendo que Alice llevaba una doble vida secreta. Una serie de pistas conducirán a la familia al lago Mungo, lugar donde emerge el pasado secreto de la joven fallecida.

Clásicos Modernos:
Aunque su premisa puede resultar en un principio muy similar a la norteamericana "Paranormal Activity", "Lake Mungo" se aleja de manera significativa de la cinta de Oren Peli, ya que a todos los efectos se nos presenta como si fuera un documental profesional, en el cual los personajes son entrevistados a cámara, y en el que incluso podemos escuchar la voz del director al preguntarles; asimismo, se incluye metraje adicional sobre las localizaciones donde corrieron los hechos, en el que Anderson nos hace creer que han sido rodadas por el equipo de documentalistas. Para potenciar los hechos relatados, el director muestra con cierta pericia material audiovisual encontrado, cómo diversas fotografías y numerosas grabaciones audiovisuales, realizadas con cámaras domésticas y teléfonos móviles, supuestamente registradas por la familia y personas cercanas a la desaparecida Alice. La rigurosidad que rezuma este falso documental propicia que Anderson nos ofrezca un producto totalmente original, evitando varios de los clichés arquetípicos algo explotados del subgénero. 

Clásicos Modernos:
Sobre la elección de este formato para tratar la historia de la familia, y sus experiencias paranormales con el fantasma de su hija tristemente desaparecida, el director Joel Anderson afirmaba en una entrevista concedida por John Catania para la web Media/Culture: «Había escrito un guion para una producción más compleja y me estaba resultando muy difícil de financiar. Estuve hablando con algunas de las personas con las que eventualmente terminé colaborando en esta película, y pensamos que sería genial si pudiéramos escribir algo que estuviera diseñado para ser manejable y barato, y que incluso se pudiera hacer en pequeñas acciones. Así podríamos financiarlo nosotros mismos y nos daría la oportunidad de filmar durante los fines de semana. Queríamos que fuera una especie de piezas pequeñas, en lugar de una gran película compleja. Entonces hubo algunas consideraciones muy prácticas que me hicieron querer probar y escribir una historia que encajara dentro de los parámetros de un bajo presupuesto. Tenía mucha curiosidad acerca de la tecnología y esa misma tecnología que se usa para registrar las vidas de las personas; y en cierto modo, deseaba hacer un seguimiento de los recuerdos y como la tecnología intercede en muchas de nuestras experiencias. Todo esto lo veo muy interesante. Pensé que si usábamos algunas de estas técnicas en la película, significa también que éramos capaces de hacer una película de bajo presupuesto, utilizando diferentes formatos como el Super-8, filmar con las videocámaras de los teléfonos móviles y cosas así... y que todas estas grabaciones amateur pudieran formar parte de la historia». (1)

Clásicos Modernos:
Pese a que Anderson utilizó la técnica del ‘falso documental’ como recurso casi obligatorio, empujado por el escaso presupuesto del que disponía —estimado en 1.400.000 dólares australianos, que en euros no llegaría a los 900 mil—, cabe decir que dotó al filme de un realismo abrumador, convenciéndonos casi por completo que los hechos relatados son verídicos. A su vez, su tesitura formal le otorga a la historia de Alice Palmer una atmósfera escalofriante y misteriosa; y además, profundiza de maravilla en los personajes, mostrándonos como afrontan el dolor por la muerte de un ser querido. En esencia se podría afirmar que estamos ante una película que describe a la perfección el duelo en el seno familiar, y como este dolor abre heridas difíciles de sanar; todo ello recubierto de un halo inquietante y sobrenatural. Joel Anderson, en la misma entrevista de antes, comentaba al respecto: «Creo que la tragedia de perder a un ser querido dentro del seno familiar es lo único que todos temen más. Es un miedo muy humano, muy genuino. Y creo que también es grandioso para el drama en este sentido, porque es una forma de explorar muchas cosas sobre lo que es importante para las personas, como las personas lidian con el dolor producido por un hecho impensable y que no tiene sentido. Un terrible accidente simplemente no tiene sentido. Entonces surgen todo tipo de preguntas, ¿hay lógica en la forma en que funcionan las cosas? ¿Hay un patrón o simplemente no tiene sentido? Entonces creo que debes enfrentarte a dilemas realmente serios, y no lo haces de forma intelectual, sino a través del duelo. Creo que lo haces luchando por darle un sentido a tu mundo. Creo que la idea potencial de que aquella persona fallecida no se haya ido del todo todavía, en un sentido paranormal, aporta un tipo extraño de esperanza. Todo ello me dio ideas bastante convincentes para relatar una historia que explorara la pena, bajo un prisma sobrenatural; pero no creo que sea un thriller sobrenatural. Más bien es un filme en el que podemos ver diferentes personajes, y como responden al dolor que produce una tragedia. Es por eso que lo filmamos como un documental».

Clásicos Modernos:
Hay que mencionar, además, que la elección del estilo documental permite contemplar distintos puntos de vista, desmarcándose de la estructura dramática convencional. Todas las personas cercanas a Alice Palmer (familiares, amigos, vecinos y conocidos) son entrevistados y aportan su visión sobre la personalidad de la joven y su trágica desaparición. Este estilo podría ser también el gran inconveniente del filme, debido a que los hechos están relatados con un ritmo muy pausado, y de manera fría y desdramatizada; no obstante, el cineasta incluye, de forma inesperada, diferentes giros argumentales que ayudan a mantener el suspense, y al mismo tiempo nos da la oportunidad de conocer los entresijos de la verdadera protagonista: Alice Palmer. Realmente el misterio no reside en la muerte en si o lo que surge a través de ella, sino que se va gestando a medida que se van descubriendo los secretos que ocultaba en vida. A pesar de ser una persona cercana, nadie parecía conocerla en profundidad, dejando patente que cada individuo siempre tiene un lado oculto, una parte de su personalidad que nadie más conoce, y Anderson dispone de ello como base para armar el suspense y el terror a lo sobrenatural.

Clásicos Modernos:
Teniendo constancia de que los hechos relatados son totalmente ficticios, podemos destacar las soberbias interpretaciones de cada uno de los actores, y más teniendo en cuenta que se trata de una película con un presupuesto irrisorio; y además, la opera prima de su director. Su factura técnica también es asombrosa, así como las localizaciones, sobretodo el espectral lago seco de Mungo, ubicación clave donde la historia alcanza su clímax, que manifiesta ciertos paralelismos con los paisajes arenosos y rocosos de la obra maestra del cineasta australiano Peter Weir, “Picnic en Hanging Rock” (Picnic at Hanging Rock, 1975). También pueden haber algunas similitudes a la serie de culto de David Lynch “Twin Peaks” (1990-1991, 2017), por el apellido de nuestra protagonista y el misterio que rodea su muerte; sin embargo, cabe matizar que la serie y esta película son completamente distintas, siendo estas pequeñas coincidencias un simpático guiño a todo un maestro como Lynch y a una serie que hizo historia en la televisión.

Clásicos Modernos:
La película tuvo un estreno bastante limitado, pero la consagración del 'found footage' en el género permitió que en 2010 —dos años después de su estreno— se proyectara en el After Dark Film Festival, un certamen que se celebra anualmente en Toronto —situado en la provincia de Ontario, Canadá— que sirve como escaparate para el cine de terror, ciencia ficción, acción y de culto. ‘After Dark’ no es un festival al estilo tradicional, básicamente es como una especie de plataforma que se encarga de la distribución de ocho películas independientes de terror y de muy diversas nacionalidades. De tal forma que se promueve su proyección en las salas cinematográficas de Estados Unidos, así como su distribución internacional en el mercado doméstico. Se podría decir que es un proyecto muy similar al “Sitges Tour”, que está llevando a cabo en estos últimos años el Festival de Sitges junto a la distribuidora A Contracorriente Films, comprometiéndose a estrenar en salas —y luego distribuir en el mercado doméstico— cuatro títulos exhibidos en el certamen que están inéditos en nuestro país. Sin duda se trata de una labor encomiable, que ayuda muchísimo a conocer títulos que no tienen recursos suficientes para realizar una promoción digamos decente. El estreno en tierras norteamericanas de “Lake Mungo” —aunque limitado— recibió la aclamación de la crítica y obtuvo una calificación de aprobación del 93% en la web Rotten Tomatoes; y además, consiguió llamar la atención de Paramount Vantage, que según comentaba Variety (2) adquirió los derechos de distribución para realizar un remake estadounidense del que se afirma que se encuentra desarrollándose; sin embargo, la supuesta nueva versión no llegó nunca a materializarse, y desde entonces no se ha sabido nada más del proyecto. Al final, Anderson, cansado de concertar un sinfín de reuniones en Hollywood  de las cuales no obtuvo ningún resultado, se volvió a su país natal. A partir de aquel momento no ha vuelto a dirigir, o al menos nada de lo que se pueda hallar traza aquí en España. Una lástima teniendo en cuenta la enorme calidad que destila “Lake Mungo”, un filme que se está labrando poco a poco un creciente prestigio, y que sin lugar a dudas se erige como una joya que merece ser rescatada del injusto y terrible pozo del olvido.PUNTUACIÓN: 


Clásicos Modernos:
BIBLIOGRAFÍA:
(1)MEDIA/CULTURE REVIEWS: Lake Mungo Filmmaker Joel Anderson Interview (Concedida por John Catania).
(2)VARIETY: HOME SCENE MARKETS & FESTIVALS: Joel Anderson (Escrito por Byron Perry).
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