De cara a ese tratamiento computerizado de emociones, es interesante el clasificar y poner orden de alguna manera a un territorio tan aparentemente difuso e inasible como son las emociones humanas. A pesar de la dificultad de la empresa, existen en realidad desde hace ya un cierto tiempo diferentes modelos de clasificación y caracterización de las emociones humanas, unos modelos que provienen en realidad más del campo de la psicología que de la computación, la robótica o la inteligencia artificial.
En el libro libro 'Human-Robot Interacion. An Introduction', de Christoph Bartnek, Tony Belpaeme, Firedrike Eyssel, Takayudi Kanda, Merel Keijsers y Selma Sabanovic se nos habla de algunos de estos modelos.
Modelo OCC
Modelo Circumflejo de Russell
Posteriormente, ese modelo ha dado lugar a otros más evolucionados y que incluyen alguna otra dimensión como el llamado PAD (Pleasure, Arousal, Dominance) que, como puede intuirse del nombre, utiliza tres dimensiones en lugar de dos: placer, excitación y dominio.
Según se nos menciona en la obra citada, la mayor parte del software que reconoce emociones, trabaja todavía, sin embargo, con el modelo de Ekman, algo más sencillo y que reconoce sólo seis emociones: ira, disgusto, miedo, felicidad, tristeza y sorpresa.
Establecidos esos modelos de emociones, sean éstos más o menos acertados y más o menos cercanos a la realidad, no resulta difícil imaginar que un software de machine learning, adecuadamente entrenado, pueda reconocer, con base en expresiones faciales, lenguaje verbal y gestos, las emociones descritas en los modelos. También resulta perfectamente creíble, y más con lo que ya vemos en los cada vez más populares chatbots, que los robots sean capaces de 'impostar', con mayor o menor naturalidad esas emociones y adaptar su lenguaje, sus gestos y su expresión facial (cuando están dotados de algún tipo de cara) a esas emociones.
La vía está abierta, pues, para que los robots sociales simulen un comportamiento emocional y afectivo...y a partir de aquí las posibilidades con inmensas, y las implicaciones sociales y éticas también. Es apasionante pero impresiona un poco. Está claro que, aparte de los aspectos científicos y tecnológicos, empieza a haber algo más en juego...