Vans empezó allá por 1966 cuando Paul Van Doren puso una pequeña tienda en Anaheim, California, justo al lado de la fábrica de caucho Van Doren. El primer día que abrió al público tuvieron 12 clientes, pero las zapatillas sólo eran muestras: los clientes elegían cuáles les gustaban y las recogían al día siguiente. Mucho ha llovido, y afortunadamente ya no hay que esperar tanto.
La sencillez de las slip-on es lo que las hace tan auténticas: tela unida a una suela de caucho vulcanizado; no tiene cordones, ojales, cámaras de aire fantasiosas, sensor de pulsaciones o conectores para el iPod. Sin embargo, es esa tela la que ha sido elegida por tres generaciones y la han hecho suya.
La historia de Vans, de más de 45 años de trayectoria, no puede ser contada sin las Slip-On, unas zapatillas sencillas y cómodas. Versátiles, de calidad y miles de diseños originales para elegir tu estilo.