Revista Viajes

Claudia, la dulce esgrimidora

Por Belilo @BeatrizLizana

Nuevo artículo para la serie Genios Terrenales, donde aparecen personajes no conocidos con un punto en común: sienten pasión por lo que hacen.

¡Atis tirma!

Claudia, la dulce esgrimidora

Ella es Claudia, una niña que tenía 12 años el día que le hice esta foto, un arma en las manos y cuatro medallas a sus espaldas. Nada de guerras y muertes, la niña sostiene una espada y una máscara porque practica la esgrima. Nos citamos con ella y sus padres en el parque de Doramas, en Las Palmas de Gran Canaria. Al fondo, un guanche de bronce prefirió arrojarse al vacío antes que entregarse a los conquistadores. Pero aquí y ahora no hay riesgo, la hoja de esta espada es triangular y sólo podrá tocar a su contrincante (o tirador, en la jerga de este deporte) con la punta, que lleva un sensor para indicar si hay contacto físico.

Claudia. Su nombre evoca bondad y ella es toda dulzura. Llega vestida preciosa, de niña de 12 años, y acompañada de sus padres y su hermano, un torbellino tan veloz que apenas si se ve su estela. La importancia que esta familia otorga al deporte es ejemplar. Lucía, la madre, cuenta los malabares que realizan cada fin de semana para acompañar a sus hijos a sus respectivas competiciones (José, el pequeño remolino, juega al fútbol). El padre puntualiza que su hija ha ido pasando por otros deportes hasta llegar al que finalmente la enganchó para no soltarla. Entre los tres describen, en un primer plano, las técnicas y movimientos de este deporte del que hasta hace poco no tenían ni idea. Al fondo, el conjunto escultórico del aborigen se impone como contraplano.

Claudia, la dulce esgrimidora

Bethencourt. El monumento es obra de Manuel Bethencourt Santana, cada figura pesa entorno a 600 kilos y mide algo más de dos metros. Hay cuatro: una mujer lanzando una piedra, un guerrero con un palo en sus manos en posición de lucha, un hombre saltando con un garrote entre las piernas y el último aborigen lanzándose al vacío, al que se identificaría como Tasarte.

Otra vez Claudia. Ahora se pone el traje, esgrima el florete y marcha para cargar contra la cámara como oponente. ¡Touché! Yo soy la otra tiradora así que aprieto mi gatillo, el botón de la réflex. Escucho risas debajo de ese casco y veo talento.

"¡Atis Tirma!", gritaron los últimos guanches a la montaña sagrada. No querían vivir sometidos por nadie y por eso se arrojaban desde lo alto de los barrancos. Sentían un gran apego por la tierra donde vivían y, encomendándose a la montaña sagrada, podrían viajar al otro mundo: el de los espíritus.

-¿Por qué esgrima, Claudia? -le pregunto a la chica sin despegar el ojo de la mirilla.

-Porque me hace sentir especial.

Claudia, la dulce esgrimidora

Contextualiza a Claudia

Esta entrada se complementa con una galería fotográfica de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

  • La esgrima tiene más de 400 años de antigüedad.
  • La práctica deportiva moderna se puede llevar a cabo con tres tipos diferentes de armas: el florete, la espada y el sable, fabricadas todas ellas con acero templado y con unas medidas y un peso determinados en cada caso.
  • Es un deporte de estrategia, muy parecido al ajedrez, en el que se hacen movimientos para despistar al oponente. Hay que anticiparse en todo momento así que además de una buena coordinación y estado físico hacen falta destacar en cualidades como intuición, perspicacia, concentración, sagacidad, paciencia, control y precisión.
  • La esgrima es un deporte de tradición olímpica, estuvo presente en los primeros Juegos Olímpicos modernos en 1896 (aunque sólo en la categoría masculina). La femenina se incluyó en los JJ.OO. de París en 1924
  • Se puede empezar a cualquier edad y es un deporte en el que, especialmente a nivel amateur, mujeres y hombres compiten entre ellos en igualdad de condiciones.

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