Tras un increíble “Contratiempo”, la banda sevillana Gritando en silencio, volvió a golpear con palabras y guitarrazos a una aletargada sociedad por medio de un aún más impresionante “Maldito”.
“Maldito es un estado de ánimo y un insulto a la normalidad. Es querer cambiar el mundo a pesar de no saber cómo. Y el recorrido más personal e intimista que hemos sabido hacer sobre nuestra propia identidad”, reza una de las caras interiores de este álbum que, entre definiciones y agradecimientos, hace completamente necesaria su adquisición. Es cierto que todos los álbumes de este grupo están disponibles en su página web para su posible descarga directa, pero yo, desde aquí, os animo a que os lancéis de cabeza a adquirir una copia física, que no os defraudará en absoluto.
Y cuando piensas que todo lo que rodea al CD no puede superarse, decides coger el CD para meterlo en tu reproductor y, de repente, te encuentras con una grata sorpresa. “Gracias a todas esas personas que están detrás de este disco, y que con sus brazos alzados lo han sostenido y lo han llevado en volandas hasta hacerlo posible. Hemos querido que cada vez que alguien vaya a poner el CD vea este agradecimiento a los “sin nombre”, los que nunca aparecéis en los créditos, y aún así, habéis marcado nuestro día a día. Por ello, gracias también a ti”, escriben estos sevillanos oculto bajo el CD, logrando así que cada vez que cojas ese disco una sonrisa se te ponga en la cara.
Es entonces cuando, con esa sonrisa en la cara, empiezan a sonar, una a una, las treces joyas que este álbum pule, comenzando por un enérgico “Vértigo” que, con su directo estribillo y sus melódicos acordes bajo un pegadizo riff, se convierte en el tema más imprescindible de este álbum.
Más tarde, un “Allí estaremos” anuncia que “la guerra ha anunciado y nadie se ha enterado”, mientras se convierte en himno de una lucha que ellos acompañarán “tirando la primera piedra y desenterrando a la vieja libertad”, porque aún es posible, aún se puede despertar de todo esto en lo que hemos caído y subir de una vez las persianas que nos tapan la luz del sol.
Marcos Molina
Por muy difícil que pueda llegar a parecer, cada tema supera al anterior, mereciendo mención especial “Dos semanas y unos domingos”, en la que, bajo unos sin duda mágicos acordes, se atisba una primera luz al final del maldito túnel, soñando con un utópico lugar donde aún “quedan sueños que no están por escribir”.
Sin embargo, a pesar de que las trece pistas son inimaginablemente perfectas, si he de elegir alguna, me decanto sin duda alguna por su “Nota de un suicida”, uno de los temas más intimistas de este álbum y que crea un gigante nudo en la garganta y una rabia tal como la que destila la perfecta voz de un inmejorable Marcos que, tal que todos nosotros, ansía “vivir sonriendo y no sobrevivir”.
Entre letras directas, desgarradas y absolutamente sinceras, “una voz medio rasgada” nos eriza la piel mientras que unos fuertes riffs de guitarra nos marcan el ritmo que ha de seguir nuestra “Actitud”. Al mismo tiempo, cada golpe de batería paraliza el corazón, reanudándose solamente con el siguiente golpe. Cada pista congela la respiración y la revive como si de simples reanimadores cardiacos se tratasen.
Y ahora corre, no sé qué haces aún ahí sentado. Ve y cómpratelo o descárgatelo si lo prefieres. Ponlo en tu reproductor y sube el volumen tanto como tu vecindario te lo permita. Cierra por completo los ojos y siéntate. Puede que los ojos se te llenen de lágrimas o que se te haga un nudo en el estómago pero, cuando la última pista termine, te habrás limpiado por completo. Habrás comprendido que la vida está completa y absolutamente maldita, pero te levantarás y querrás ayudarles a cambiar esta absurda sociedad. O quizás puede que tengas que quedarte sentado a asimilar cada acorde. Quién sabe. Sin embargo, sea como sea, serás trece canciones más feliz.
Miriam
Soy una chica leonesa que ha tenido que irse a Valladolid para cumplir su sueño, hacer periodismo. A pesar se ser este mi primer año de carrera, tengo el orgullo de ser colaboradora de Ruta 42. Por lo demás no hay mucho que contar, toco la guitarra, me gusta el rock y devoro todo tipo de literatura, especialmente la poesía.
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