Ocho años después de su subida al escenario y con una carrera injustamente poco conocida, Pan de higo trae al mundo “Otros menesteres”, su tercer trabajo.
Personalmente, nunca he sido muy fan de las canciones con gran una gran parte instrumental cuya letra entra cuando la canción ya está más que avanzada, pero cuando Pan de Higo llega al oído, todas tus creencias se van al traste, como sucede con la primera canción, “Otros menesteres”, donde nos encontramos con una voz sorprendentemente sincera que nos llega al alma, quizás también por lo poco acostumbrados que estamos a ver voces femeninas en este género.
“Trago amargo” nos trae a la realidad, al sentimiento simple y sencillo, al amor por la música y a las penas y alegrías que ésta aporta. Además, no sólo la letra es la que la hace una canción especial, sino que también lo harán sus potentes guitarras y la perfecta conjunción de la voz rota de Marc con la de la dulce Pilar.
Con “Hormigas y sortijas” entramos en el típico tema que, quizás por su ritmo ascendente, ha de ser elegido como single o anticipo del disco. Se trata de un tema que comienza solamente con una batería y una voz rasgada que más tarde, con la entrada de las guitarras, se transforma en femenina, rompiéndose la aparente calma con unos enérgicos gritos a la voz del “no”.
Pan de Higo (Imagen promocional)
No obstante, si la voz de la mujer del grupo ya nos había comenzado a conquistar desde la primera canción, será con “La sombra de una higuera” donde nos enamoremos loca y perdidamente de ella. Una canción lenta, conmovedora, que te convertirá en su cómplice y de la que saldrás con bastante dificultad. Y es que, una vez que esta canción comience, no querrás que termine nunca. Una pena que, después del mágico ambiente que esta canción había creado, llegase “Ad libitum”, únicamente instrumental. Esta estructura de canción perfecta más fallo se repetirá con las dos siguientes canciones, “Barco de papel” absolutamente enternecedora y “Somnèmbul del teu món”, que a pesar de tener una fuerte melodía, se empequeñece ligeramente al ser cantada en catalán.
Tras esta parte situada en mitad del disco, llegan “Armonía de una fuga”, que nos recuerda a temas anteriormente mencionados y “Faroles y flor de mayo”, pegadiza, rítmica y realmente directa, tanto en el sonido de sus voces como en la melodía elegida o en la letra. Pero será “Siempre subo a tender” la que se adueñe completamente de nosotros gracias a su sencillez, encargada de condensar en una sola canción por qué nos ha encandilado tanto este último trabajo de Pan de higo.
Miriam
Leonesa exiliada en Valladolid. Estudiante de periodismo. Directora de Ruta 42
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