Toby Valderrama.
La realidad, ya de por sí difícil de descifrar, ahora lo es más por la labor de los medios que, lejos de ser de comunicación, se transformaron en verdaderos cañones de esta guerra que hoy padece la Patria.
La primera clave: la oligarquía tiene un liderazgo débil, capriles, todos lo sabemos, lo ha probado, no defiende los votos, tiene miedo de meterse para lo hondo. Recibieron la orden de la embajada gringa de desconocer el resultado y no han podido justificar la pretensión. Es evidente que lo de las cajas es una excusa, ahora se atreve a pedir una nueva elección. Si el CNE audita todas las cajas, buscarán otra coartada para seguir con sus planes desestabilizadores.
Segunda clave: la contrarrevolución no es homogénea, conviven varias tendencias unidas por órdenes y viáticos extranjeros, por el odio al chavismo y el profundo desprecio a los humildes. Muestran discrepancias sobre cómo truncar a la Revolución , nunca en la necesidad de hacerlo. Divergen sobre los tiempos de la agresión, no en la agresión.
Tercera clave: los caprilistas tienen una gran contradicción, quieren navegar en los mares de la sensatez y al mismo tiempo chapotean en las miasmas de la agresión fascista. Si Nicolás le ronca, corren despavoridos buscando taima en la Constitución , si nos ven la oreja blanca entonces avanzan. Por eso, de mentirita, se desmarcan de los hechos.
Los más decididos quieren arrollar, navegan en el trabajo de años estimulando odio y miedo a su base que ahora les exige medidas violentas. Quien no alimente con violencia a la bestia fascista corre el riesgo de perder el liderazgo.
Cuarta clave: dentro de la contrarrevolución hay una pugna por el liderazgo que se decidirá en las próximas horas, las corrientes están de manera solapada midiéndose en la práctica, el destino de cada una está en las cacerolas y en las marchas que sean capaces de convocar.
Otra Clave: mientras esto sucede, las contradicciones sociales siguen tensándose, y la
norealidad creada por los medios oligarcas pretende sustituir a la sociedad. La pantalla de televisión funciona como intermediario entre los dirigentes y la gente. Se desecha la organización como instrumento de verdadera comunicación, así, la masa amorfa hipnotizada por la pantalla, sustituye a la sociedad organizada, base de la verdadera comunicación humana: verse a los ojos, hablar cara a cara, recibir un recado directo de sus dirigentes. La tecnología quiere sustituir la comunicación del alma, la genuina.
Es importante la organización social: cada organismo, por pequeño que sea, debe ser un centro de
convivencia humana que se comunique con los otros organismos de manera que transmita y reciba información sin mediación tecnológica. La comunicación es un fenómeno humano, la tecnología sólo debe ser su soporte. Hoy la verdadera comunicación está confinada a pequeños grupos, volvimos a la comunicación de la tribu. Sólo en la sociedad organizada, en el Socialismo, habrá comunicación.