por Juan Carlos Acosta
Seguro habrás oído hablar del síndrome de Burn Out y tal vez hayas escuchado que es muy frecuente en las posiciones jerárquicas de las empresas o en dueños de su propio negocio por la excesiva presión que reciben.
Si no, te cuento que también se le conoce como el “síndrome de desgaste profesional” y familiarmente se hace atribución a él como “quemarse por el trabajo” o “cabeza quemada”. Este entrada está basada en el artículo de la Lic. Gabriela Turiano ¿Cómo prevenir un Síndrome de Burn Out?
Básicamente se dice que nace en respuesta a una exposición prolongada de estrés, sobrecarga laboral y tiene síntomas como cansancio excesivo, dolores de cabeza, insomnio y falta de energía. También empiezan a aparecer síntomas de comportamiento como el agotamiento emocional (“no puedo dar nada más de mí”), insatisfacción personal o laboral, pérdida del compromiso y hasta pérdida de la capacidad para disfrutar.Muchos profesionales y emprendedores ya no disfrutan de su carrera y se han convertido en esclavos de su negocio. El estrés, las urgencias, el contexto cambiante, la presión emocional de interactuar con diversos actores y diversas expectativas y los problemas económicos y financieros de sus empresas, entre otros, van dejando a estos profesionales con poco menos que energía para levantarse de la cama cada mañana para emprender el duro camino de marcar el rumbo.
Como muchas otras profesiones, una mente sana y con energía y entusiasmo es un requisito indispensable para un emprendedor. Sin ideas, sin capacidad de razonar, sin visión para tomar decisiones, no se puede hacer el trabajo.
¿Te sientes identificado con esta situación? ¿Cada día te cuesta más tu trabajo cuando antes lo disfrutabas? ¿Tienes estos síntomas de estrés constante, de nunca tener tiempo para nada y sentirte mentalmente agotado, quemado?
No hace falta llegar al extremo de ser diagnosticado con este síndrome. Pon manos a la obra ya mismo para resolver esa situación. Aquí te dejo algunas estrategias que suelo utilizar (y recomendar!) cuando siento que el estrés se adueña de mi cuerpo y comienza a salir humo de mi procesador mental:
Obtén algo de perspectiva
Antes que nada, aléjate del problema. No es escapar, es lo que se conoce como tomar perspectiva. Puedas levantarte a tomar un refrigerio, puedes ir a hablar con un colega o hacer una llamada social para conversar sobre otro tema no relacionado con el que te llevó al estado de estrés.
Si te es posible, sal de tu oficina durante un pequeño rato. Tal vez una vuelta manzana, o ir de compras por algo que estés necesitando, va a quitarte la concentración del punto que te llevó al estrés y te dará algo de descanso.
Cuando vuelvas, trata de enfocar el problema o la situación de una forma diferente a la que venías intentando.
Recuerda, en primer lugar, cuál fue tu motivación principal
Si te encuentras en una situación que te estresa tanto que estás replanteándote la base de tu negocio, no te asustes. Trata de ser objetivo y busca en tu recuerdo qué fue lo que te motivó en primer lugar.
Qué es lo que te atraía de esta profesión que hoy tienes y no puedes disfrutar. No hay nada de malo en cambiar de profesión, de trabajo, de carrera.
Pero es recomendable tener una mejor razón que una situación puntual de estrés. Tu motivación principal puede ser algo que hoy hayas olvidado por completo.
Un paseo por la memoria y recordar qué es lo que te motivó a buscar esta profesión, te devolverá el control que necesitabas y también tal vez te hará darte cuenta que tienes que tomar otras decisiones: como tomarte un día personal para adquirir perspectiva y volver con más energía, o darle prioridad a determinadas actividades de organización que estas pasando por alto porque “lo urgente tapa lo importante”.
Busca ayuda
No se trata sólo de buscar un coach o un mentor, un psicólogo o un médico. Se trata de buscar ayuda en el propio ámbito profesional. Compartir la situación con un colega con quien tienes buena relación y respetas su opinión, puede darte lugar a todas estas cosas que creo que son muy fructíferas:
a) Te quitas el problema del sistema (a veces sólo hablarlo ayuda a encontrar la solución o a bajarle el “rigor emocional”.
b) Escuchas la opinión de alguien a quien aprecias y respetas (y que probablemente no está tan involucrado y puede darte una idea que no se te había ocurrido).
c) También tienes la posibilidad de escuchar una crítica constructiva de esa persona que aprecias y respetas.
d) Cultivas una buena relación profesional (esa persona luego puede buscarte para obtener lo mismo de ti y te sentirás asimismo valorado y podrás darle un consejo a tu par).
e) Te sientes más conectado con alguien de tu entorno. No te sentirás solo batallando en el mercado.
Otra opción que también es muy beneficiosa es considerar a alguien de tu equipo para hacer esta “consulta profesional”. Aquí lo que debes hacer es cambiar un poco el formato.
Puedes contarle la situación y pedirle su opinión (trata de evitar el componente emocional porque no deberías cargar a tu equipo con estos factores más personales).
Pregúntale cómo resolvería esta situación, cuáles serían las opciones que visualiza y qué decisión tomaría. De esta forma no sólo obtienes una respuesta honesta y diferente, sino que además puedes estar evaluando tus posibles sucesores para delegar algunas tareas que hoy te quitan mucho tiempo y no son para nada estratégicas.
Organízate
Todos tenemos decenas de cosas para hacer día a día. La diferencia entre correr todo el día detrás de las cosas y terminar el día con lo importante resuelto, está en tu organización. El consejo aquí es:
Determina qué es lo importante y enfócate en ello: qué es lo imprescindible, lo que afecta seriamente tu función o el negocio y que no puedes de ninguna manera posponer o delegar.
Aprende a delegar: no delegues la tarea, delega el objetivo a cumplir. Ahí está la clave.
Planifica todo, hasta las interrupciones: vives contestando mails? El teléfono? Tener una política de puertas abiertas no significa que tengas que tener una maquinita expendedora de números en la puerta de tu oficina para que la gente haga fila como si regalaras algo. Organízalos! Créeme, les haces también un favor a ellos, a nadie le gusta tener que esperar a su jefe que atienda a 10 personas más antes de escuchar tu situación.
Crea unas rutinas de descanso
Uno de los principales problemas que podemos llegar a tener con este síndrome es el no poder conciliar el sueño por las noches, así que habrá que intentar hacer lo posible por tener unos horarios establecidos de descanso. Aunque al principio pueda parecer que no funciona, a la larga nos ayuda a estar más relajados y poder tener menos adrenalina.
Realiza ejercicio físico
Correr, ir al gimnasio… lo que sea con tal de soltar adrenalina. La natación ayuda, pero también Pilates o Yoga, y además ayudará a nuestra espalda, que es de las partes que más sufren de nuestro cuerpo.
Dedica tiempo a una de tus aficiones
Quizá nunca tengamos tiempo para hacer algo que nos guste, como es leer, dar un paseo, visitar museos… Sacar un rato para nosotros y nuestras cosas nos puede venir bien.
Reír, al menos, una vez al día
No se trata de que nos riamos de todo sin ton ni son, sino esa risa sincera de cuando vemos algo que nos la provoca. Y no, no ha de ser una carcajada. Una risa, una sonrisa; y si es dirigida a alguien, mejor que mejor.
Respeta el horario de trabajo a rajatabla
Esto, que deberíamos hacer todos, cuando se está quemado hay que buscar que sea así, sobre todo si tenemos en cuenta el segundo punto. Si complementamos ambos y para el final del día dejamos una de las tareas que nos gusta más y que sabemos que vamos a acabar, obtendremos una pequeña satisfacción.
Plantéate pequeños retos
¿Por qué hemos de hacer esto? Porque esos pequeños retos (realizables y realistas, ojo) nos aportarán una pequeña satisfacción cuando los superemos. Y esos retos pueden ser relacionados con los anteriores puntos: hacer 30 minutos de bicicleta un día, leer un capítulo entero de un libro (ejercicio muy bueno, por cierto, para ayudar a nuestra concentración), ver una exposición antes de que la retiren…
Estos pequeños consejos nos pueden servir para poder salir del bache, y más en esta época en la que parece que todo lo que sucede a nuestro alrededor son hechos negativos en prácticamente todos los ámbitos. Y muchas veces no es necesario cambiar de trabajo, basta con reorganizarse y buscar nuevos retos.