Cleopatra y Marco Antonio
Cleopatra regresó triste y desprotegida, pues creía que ahora el mundo se le venía encima. Trato de organizar a su pueblo, el ejército y la marina. Hizo lo que pudo. Mató a su hermano y esposo Tolomeo XIV, con el fin de que su propio hijo sea el sucesor. Fueron años muy difíciles para ella, hasta que otra vez, un romano se encargaría de brindarle una luz de esperanza. Esa luz tenía nombre, se llamaba Marco Antonio. Ahora bien, Antonio había formado con Lépido y Octavio el segundo triunvirato, y a él le había tocado la parte oriente del imperio. Combatió a los republicanos y enemigos de César, y en una de sus campañas pidió ayuda a Cleopatra. Ella aceptó con condiciones y se encontraron en Tarso en el año 41 a.n.e. De más está decir que ambos se enamoraron, quizá por conveniencia, y desde entonces fueron aliados. Tiempo después Antonio debió marchar a la capital pues su presencia era requerida. Se casó con Octavia por presión de Octavio y anduvo con ella unos años.
Sin embargo, cada vez que podía, él y Cleopatra se veían. Fruto de esto nacieron los gemelos Cleopatra y Alejandro. En el año 37 a.n.e., se volvieron a encontrar luego de cuatro años de separación y ambos se casaron. Emprendieron una campaña contra Persia que resultó un fracaso y Antonio no tuvo mejor idea que cederle a Egipto varias islas. Lo peor llegó cuando Marco Antonio no pudo más con los malos entendidos con Octavio y tras las declarar a Tolomeo el sucesor legítimo de César, o sea de Roma, las sospechas del Senado se hicieron realidad. Creyeron que influenciado por Cleopatra, Antonio quería una división de la República, o al menos el nombramiento de Alejandría como la nueva capital. El Senado declaró la guerra a Egipto en el año 32. Así se entró en una nueva guerra civil.
Cleopatra, fiel, se mantuvo al lado de Marco Antonio. No lo abandonó y hasta lo ayudó a planear la guerra, creyendo que la ganarían. Juntos construyeron una gran flota que se enfrentó en la batalla de Acccio, a las fuerzas navales de Octavio. Lastimosamente, la reina egipcia comete, quizá, el peor error de su vida, pues creyendo ver la batalla perdida huye, terminado todo en un funesto fracaso. Por si fuera poco al llegar a Alejandría ordenó izar las banderas de victoria pues el pueblo no debía ver a su reina derrotada. Esto le generó grandes conflictos con Antonio. Poco después, también en tierra los aliados son derrotados por las fuerzas octavianas, y el futuro primer emperador entró a fines de julio del año 30 en Alejandría.
Muerte
Allí acabaron todas las esperanzas de la reina de volver a Egipto una potencia capaz de resistir a Roma. Había tenido que recurrir a muchas estrategias, pero ahora sólo le quedaba morir junto con el hombre que amaba. Sin embargo, la pelea entre ambos los mantuvo distantes y un mal informante le dice a Marco Antonio que Cleopatra se había suicidado. Él opta por lo mismo y aún vivo se dice fue trasladado hasta donde se hallaba la reina y murió en sus brazos. Poco después ella se encierra en su palacio y decide darle egipcia sepultura a su amado.
Poco después, se deja picar por una serpiente, fiel a sus tradiciones, para viajar al otro mundo. Sus últimos deseos fueron los de morir enterrada junto a Marco Antonio, y Octavio, quizá por cortesía, lo permitió. Las tumbas, aún hoy en día, no son encontradas. Así acabó la vida de Cleopatra y también la del linaje de los Tolomeos, que venía desde la época de Alejandro el Magno. Cesarión también fue muerto y los otros hijos adoptados y desligados del poder.
Escrito por: Joaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.