Carole Lombard se llamaba en realidad Janice Alice Peters. Nació el 6 de octubre de 1908 en el seno de un hogar acomodado de Indiana (EE.UU.) que se truncó cuando el padre decidió abandonar a la familia. Era la actriz cómica favorita de América, la mejor pagada y una de las mujeres más influyentes de la década de los treinta del pasado siglo. A los 22 firmó un contrato de siete años con la Paramount que la convirtió en una de las estrellas más solicitadas de la época. Intervino en más de ochenta películas que hicieron de la artista una de las favoritas del público: Crisis de hombres, Al servicio de las damas o Matrimonio original fueron alguna de ellas.Además, estaba casada con Clark Gable, uno de los galanes más deseados de la industria cinematográfica, con el que formaba una de las parejas más queridas en aquel tiempo. Pero de golpe, el destino le reservó un trágico final a bordo de un avión que ha estado rodeado de misterio y que ha ocupado uno de los capítulos más llamativos de la crónica negra de Hollywood, del que este 16 de enero se cumplen 75 años.
Lombard se convirtió así en la figura predilecta del presidente Franklin D. Roosevelt. En aquel momento, muchas estrellas de la gran pantalla colaboraban en la venta de bonos de guerra para recaudar fondos para el ejército. Roosevelt pidió a Gable que se involucrara en el asunto, pero el protagonista de Lo que el viento se llevó no estaba por la labor.En su lugar, Lombard aceptó encantada y se ganó así el cariño del alto mandatario de su país. El 12 de enero de 1942, Carole, su madre Elizabeth Peters y el publicista de la MGM Otto Winkle viajaron en tren desde Los Ángeles hasta Indiana. Al llegar, la actriz fue recibida con una calurosa bienvenida. Y es que Carole era cercana y su simpatía y don de gentes hizo que lograra vender dos millones de dólares en bonos en solo quince horas. Pero también tenía ganas de volver enseguida a casa junto a su marido, así que decidió que era mejor coger un avión en vez de regresar otra vez en tren.La madre de la actriz, que creía en la numerología, no quería volar porque pensaba que los números no eran favorables, especialmente por la presencia de demasiados treses. Y es que el avión era un DC-3, ellos formaban un grupo de tres personas y Carole tenía 33 años. Sin embargo, la actriz insistió en regresar a Los Ángeles lo antes posible. Al final lo echaron a cara o cruz y la moneda acabó decidiendo que subieran al aparato, pese a las súplicas de la progenitora de que no era la mejor decisión.Desgraciadamente, el mal presagio de Elizabeth Peters se cumplió y la nave acabó estrellándose trece minutos después de despegar contra el Table Rock Mountain, a las afueras de Nevada. Eran tiempos de guerra y los faros de advertencia que podrían haber ayudado a guiar al piloto habían sido apagados por el temor a posibles bombardeos japoneses. No hubo supervivientes.
Un devastado Clark Gable viajó a la zona del siniestro y decidió alistarse en las fuerzas aéreas en homenaje a su mujer. El actor estaba roto de dolor y jamás volvió a ser el mismo tras el terrible accidente aéreo. Roosevelt concedió a la actriz la medalla presidencial de la libertad por ser la primera mujer en morir en servicio a su país en la Segunda Guerra Mundial. También puso su nombre a un buque de guerra (The USS Lombard) que fue directo a rescatar supervivientes en el Pacífico para traerlos de vuelta a casa.Todo Hollywood lloró la muerte de Carole Lombard, que no pudo ver estrenada su última película, la obra maestra de Ernst Lubitch Ser o no ser.