Dentro de lo que son servicios informáticos siempre existe lo que se llama cliente final. ¿Que qué es un cliente final?
-Gutiérrez, defíname cliente final.
-Cliente final, en el mundo de la informática, es aquel cuyos servicios informáticos se los presta a sí mismo.
-Gracias, Gutiérrez.
-A mandar.
Como decía Gutiérrez, un cliente final es aquel que dispone de un departamento de informática propio que realiza algunos/pocos/muchos de los servicios que necesita el día a día de la compañía y cuyos técnicos tiene en nómina. No significa que no recurra a servicios de terceros, como una consultora, sino que hay ciertos informáticos trabajando directamente para la compañía.
La dualidad interno-externo existe desde hace mucho pero es un estándar con el que te encuentras cuando eres consultor. Hay empresas que diferencian poco el estatus de uno dentro de los proyectos y otras en que ser externo representa estar a la altura del plancton en la cadena alimentaria.
Y por esta diferenciación, muchos consultores aspiran a estar en un cliente final, con una intensidad supuestamente menor que en una consultora, con un entorno con menos cambios y unas circunstancias técnicas más estables. Vamos, sin el intríngulis de que mañana se acaba el proyecto y lo echan a uno o lo mandan a un proyecto en la Conchinchina de váyase usted a saber qué tecnología.
-Gutiérrez, hemos visto que su empeño y capacidades son excepcionales y por eso nos gustaría ofrecerle un puesto en nuestra compañía
-¿Y cuánto voy a cobrar?
-Gutiérrez, no me esperaba de usted esa pregunta.
El amigo Gutiérrez, como tantos otros, recibe una oferta del cliente en el que ha desarrollado el proyecto. Esto pasa porque las empresas a veces no disponen de líderes tecnológicos para los proyectos nuevos con tecnologías nuevas, así que quién mejor que el que ha desarrollado el mismo...
-Creo que me lo voy a pensar...
-Piense usted que dejaría la consultoría para integrarse en un equipo mejor y multidisciplinar que le llevará a conseguir su máximo potencial.
-¿Y cuánto voy a cobrar?
-Gutiérrez, no nos estamos entendiendo...
Y es cierto lo que le pasa a Gutiérrez, que en virtud de un entorno más tranquilo y controlado, los sueldos de los clientes finales al principio suelen ser más bajos que sus homónimos en las consultoras.
-O sea, que una parte del sueldo me la pagan en tranquilidad...
-Sí, y en ticket restaurant
-Uala, con el hambre que tengo
Total, que como Gutiérrez ya tenía ganas de trabajar en un cliente final acaba fichando por él, pensando en trienios, quinquenios, pluses y formación y en la posibilidad de acabar sus días de trabajador activo en esa empresa.
-He conseguido salir de las consultoras y acabar en cliente final... No quiero saber más de consultoras en mi vida.
-Nunca digas que de este agua no beberás
-De momento lo voy a celebrar con una cerveza...
Los años pasan y Gutiérrez desarrolla brillantemente su labor en la empresa hasta que un día recibe una circular que dice:
Estimados colaboradores,
El comité de dirección ha decidido escindir el departamento de TI en una nueva compañía.
Esto permitirá que esta nueva compañía sintetice estándares de las diferentes empresas del grupo y les dé servicio a todas ahorrando costes y recursos.
Esta operación es habitual en las empresas dado que la parte informática se pasa de inversión a amortizar a coste operativo, cosa que hace que si cotiza en bolsa mole mucho más. Para Gutiérrez significa pertenecer a otra empresa cuyos únicos clientes son empresas del grupo.
-Pero nosotros también somos del grupo
-Es como ser consultores pero dentro del grupo
-¿Qué opinas Gutiérrez?
-Que volvemos a ser externos...
Y a Gutiérrez no le falta razón, porque poco tiempo después la matriz considera que los servicios informáticos no forman parte de su negocio y pone en venta la empresa de sistemas... Empresa que compra (bien la empresa, bien el personal) una consultora con la que habían tenido negocios en un contrato que asegura unos años de servicio de la consultora a la empresa.
-Qué razón tenías, Gutiérrez
-Más que un santo
El caso es que Gutiérrez y sus compañeros se acaban encontrando, si nada lo remedia, en una consultora que comienza dando servicio a la empresa en la que estaban antes para, al cabo del tiempo, volver a la consultoría estándar con sus proyectos y circunstancias.
-Creo que me voy a montar un bar y dejar la consultoría
-Di que sí, Gutiérrez
Uno nunca sabe muy bien dónde va a acabar y en qué circunstancias, pero ni los clientes finales son el paraíso ni las consultoras el infierno. Y siempre uno puede convertirse en el otro...
Sed buenos y no tendréis problemas en ninguno de ellos.
Mucho cuidado ahí fuera.