Clientes, influencers y alimenticios
Clientes, esa especie cruel y huidiza. Los buscamos de todas las maneras y formas, con publicidad, con eventos, con regalos, promociones, creando foros, redes sociales e incluso les damos nuestro servicio gratis a ver si conseguimos cerrar una venta.
En esta época, donde no solo importan lo que dices que eres sino lo que los demás creen que eres, tus clientes también te definen, y esta reflexión me vino por la publicación de las mejores escuelas de negocio de Europa. La primera es la London Business School, no es gran sorpresa porque tiene una calidad contrastada y siempre hay un sesgo hacia el sector sajón, y por si fuera poco, los que han estudiado en esa universidad y ahora tienen puestos de poder ya habrán movidos sus fichas para que su inversión no se devalúe. Pero lo que realmente me fascino fue la frase que acompaña al artículo:
London Business School tops the list for Europe — it’s actually ranked by QS as the best in the world, having educated future chief executives at dozens of massive firms, including HSBC, Tata Group and Marks & Spencer.
Que para promocionarte uses a un banco como el HSBC, que se fundó para gestionar el dinero del opio y que propició la guerra del opio no es un buen argumento. Además, esta entidad siempre ha estado relacionada con todo tipo de escándalos, a cada cual mayor, a cada cual más indignante y su respuesta siempre ha sido la misma: tomamos nota. Obviamente habrán tomado nota en un post-it y lo han perdido, porque año tras año, siempre consiguen sorprendernos con algún escándalo nuevo.
Supongo que si yo tuviera la opción de enviar a mi hijo a una universidad, desde luego no la escogería. Mi hijo es buena persona y si lo envío a ese lugar, seguro que acaba haciendo ritos satánicos c o alguna salvajada del estilo, porque sino no se entiende. Claro que lo más probable es que les cambien por completo la escala de valores y donde lo que antes era una zona gris pero poco ética, pasa a ser algo que es lo más normal del mundo y la ética no paga mis facturas.
Así que este cliente, para mi, define la filosofía de esta universidad. Ni más ni menos. Que hay personas de dudosa moralidad en todas partes, sin duda alguna, pero dudo que el instituto al que fue Charles Mason se promocione con la imagen de dicho personaje, es más, lo intentarán ocultar por todos los medios posibles.
Con lo que la ecuación de que no eres lo que dices, sino lo que dicen, ahora toca sumar que tus clientes también te definen. Si son básicamente delincuentes, automáticamente vas a ser tildado de lo mismo a pesar de que seas la persona más honesta del mundo, pero si encima usas a los amigos de lo ajeno como testimonials, ten claro el resultado.
Película: The Company Men
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