El clon recién plantado del árbol de Hipócrates.
Todos sabemos que en nuestro paso por el mundo debemos escribir un libro, tener un hijo y plantar un árbol. Lo que no imaginábamos es que Lynn Mueller, arquitecto paisajista de los Institutos Nacionales de Salud de EE UU, y Amy Driskell, directora de los Laboratorios de Biología Analítica del Instituto del Smithsonian, se decantaran por clonar y plantar nada menos que el árbol de Hipócrates, bajo cuya sombra, el padre griego de la medicina ilustró a sus alumnos y enunció el juramento hipocrático.
El árbol de Hipócrates en realidad desapareció hace cientos de años, pero los griegos creen uno de sus brotes prospera en el mismo lugar desde hace unos cinco siglos. De este ejemplar del plátano de Cos, el que fuera embajador de Grecia en Washington, Alexis Liatis, regaló a la Biblioteca Nacional de Medicina un esqueje con motivo de la inauguración de su nuevo edificio en 1961. El árbol creció pero no prosperó con salud, enfermó por culpa de un hongo que disfruta atacando a los plátanos orientales. Claramente no iba a sobrevivir, pero salvarlo se convirtió en la obsesión de Mueller, que ha pasado los últimos 25 años tratando de curar sin éxito al árbol de Hipócrates. Mueller probó todas las fórmulas hasta que pensó en la clonación. Amy Driskell fue la responsable de la codificación del ADN: “El código genético nos permite viajar al pasado y consultar la biología del árbol original” explica la doctora.