Revista Arquitectura
Quizás la manera más justa de recordarlo es intentar descifrar el espacio que separaba el planteo de Agostini del proyecto construido en el Banco de Londres (1960-1966). Dentro de ese tiempo y espacio, un ejemplo único de inteligencia colectiva aplicada a partir de un oportunouniverso de profesionales reunidos (arquitectos, ingenieros, ejecutivos…) hubo una mano capaz de otorgarle algo más, un carácter distintivo.
A veces tengo la sensación que las palabras épicas (genio, ídolo, maestro) no le hacen justicia a toda la dimensión de la obra de un ser humano. Que el esfuerzo y el fruto del trabajo particular, sumadas a la vocación de autor que tienen algunas obras, sólo hallan su justa valoración en el análisis meticuloso y la crítica no-operativa. No es este el momento ni de unas ni de otras.
Clorindo logró algo más. En la complejidad múltiple de nuestra profesión, Clorindo supo imprimir en su arquitectura algo más, algo que caracterizaba el espacio urbano otorgándole una identidad única, tan cerca de su mano creativa como de la contemporaneidad porteña que de a poco nos ayudó a conformar. Arquitectura, Arte, Artesanía, Escultura. En diversas alquimias y con una habilidad extraordinaria, sus edificios tienenese algo más que bien podría llamarse Magia; y una magia como muy pocas veces la ciudad de Buenos Aires ha tenido la suerte de albergar.
Gracias por tu magia, Clorindo.
Nota: la fotografía pertenece a la maqueta de la propuesta inicial del Banco de Londres y América del Sur, proyecto de SEPRA junto a Clorindo Testa(1923-2013).
Editado por el arq. Martín Lisnovsky