Me vais a permitir que siga presumiendo de Club de lectura, porque sí, porque lo vale, porque estoy esperando los primeros viernes de mes, a pesar de los muchos frentes abiertos, preparo mi lectura, para como dice Marina no tener la boca cerrada y poder participar, y me muerdo la lengua para no monopolizar el encuentro, porque en la variedad esta el gusto y porque aprendo mucho de lo que aportan los otro participantes y eso es un punto.
Julio Cesar Cano es ya un viejo conocido, uno de los reincidentes, sabía lo que me iba a encontrar, un ambiente dicharachero, jovial, distendido, una comunicación fluida en ambos sentidos, porque él es así, muy cercano, nada encumbrado a pesar del éxito de su inspector Monfort. Llega y con su sonrisa llena todo el espacio, y es que a punto ha estado de quedarse en un atasco en la carretera, y como siempre lo acompañan su mujer Esther y su hija Júlia que saben ocupar un discreto segundo plano que él siempre trata de romper trayéndolas a su discurso.
Sin embargo, me sorprendió la forma que tuvo de romper el hielo, y no fue otra que recordar su participación en Cartagena Negra y nombrar a un autor del que nada he leído y no será por ganas, Jon Arretxe. Comenta Julio que el vasco comienza siempre los clubs de lectura que en su tierra tienen una tradición muy arraigada con dos preguntas, que no son otras que: ¿Qué es lo que más te ha gustado de la novela? y ¿Qué es lo que menos te ha gustado? Preguntas que parecen fáciles de responder, porque todos sabemos que nos ha gustado que no y que suscita tantas respuestas distintas como participantes.
En la presentación de su novela en Castellón ya me quedó muy claro que tiene predilección por Luis y Carmen, la historia de perdedores que representan y el drama que arrastran en esa huida hacía adelante en que se ha convertido su vida en común. Y a raíz precisamente de este tema nace la inquietud de una lectora por lo fidedigno del retrato de destrucción de Carmen que cuando lees la novela te deja muy tocado y con muchas preguntas, porque solo una persona que ha vivido de cerca ese proceso es capaz de radiografiarlo de esa forma tan cruenta, tan real, tan dolorosa. Descubrimos una faceta más de Julio que os aseguro que es una caja de sorpresas. De los catorce a los diecinueve Julio estuvo al frente de un bar familiar y allí fue testigo de los hechos que narra en la figura de Carmen, nos contó que esa misma desazón y ese mismo sufrimiento lo sintió él cuando escribía, por eso los capítulos de Carmen y Luis no están escritos de forma continua, porque necesitaba parar recomponerse, dejar su mente libre un rato.
Como no podía ser de otra forma Bartolomé Monfort, el inspector de policía barcelonés que protagoniza esta serie tuvo su minuto de gloria, y es que es inevitable que salga a colación, entre sonrisas nos confesó que poco tiene en común con él, que quizás se identifica más con Silvia Redó, ella es la que dice frases que son suyas. Nuestro autor se extendió en explicaciones y nos comentó que necesitaba a una persona que viera Castellón con los ojos de un foráneo y no arrastrara nuestros tópicos, por eso Monfort es catalán y no castellonense, pero al mismo tiempo tenía que tener lazos con nuestra provincia, y por ello eligió que sus padres descendieran de Villafranca del Cid, una pequeña localidad que hace suya cada novela de Julio, donde en cualquier comercio se puede comprar y encontrar.
Y como el club da para hablar de todo y de más, salió el eterno tema de las etiquetas, de la clasificación de novela negra, para Julio sus novelas son policíacas sin más, y muy a regañadientes porque cada uno tenemos nuestra definición de novela negra, él expuso la suya con la que estoy bastante de acuerdo, aunque matizaría cosas. Y como una cosa lleva a la otra terminamos hablando de la denuncia social que encierran sus libros, en el caso de Ojalá estuvieras aquí el alcoholismo, las peleas ilegales, la corrupción en ciertas esferas, y ahí descubrimos que justo ese personaje existe... y lo dejo ahí porque creo que con esa revelación hizo un pequeño gesto de justicia poética, tanto en el club, como en el libro.
Parece ser que una de las cosas que más nos pica la curiosidad a los lectores es el titulo de una novela, porque ese y no otro, en el caso de la que nos ocupa has de terminar el libro para entenderlo. Sin embargo, Julio nos reveló que cada uno de los personajes principales, e incluso los secundarios, tienen un motivo para traer a colación el titulo, aunque este está inspirado en una canción de Pink Floyd, y en su traducción podemos encontrar las claves.
Dado el pasado musical de Julio Cesar Cano, no era de extrañar que sus novelas tuvieran su propia banda sonora, y no se si ya lo ha dicho alguna vez, pero yo me enteré justo en el club de lectura de que cada novela tiene su banda sonora en spotify, que se puede descargar la banda sonora de cada por separado, o bien la de todas las novelas en conjunto. Tendré que comprobar si como dice Julio la canción me lleva al momento del libro en el que aparece, porque como él, Monfort es un melómano, un gran amante de la música y del buen comer.
Como no nos callamos ni debajo del agua y somos un club mayoritariamente formado por lectoras al enterarnos de la existencia de esas bandas sonoras le apuntamos que para la próxima novela que en la solapa se mencionara, porque muchas de nosotras como Marta buscamos las canciones por curiosidad pero si la puedes tener descargada e ir escuchando a medida que lees es mucho mejor. Pero Julio tampoco se queda corto y aprovechó el apunte para pescarla al vuelo y que nos fijaramos en la encuadernación de su novela, si tienes a mano Ojalá estuvieras aquí, y Mañana si Dios y el Diablo quiere te darás cuenta de que la primera es muy ligera y flexible, y la segunda mucho más rigida, ese es un nuevo sistema que Maeva puso en marcha precisamente con la novela de Julio y que hace más cómoda la lectura en la cama.El club de lectura dio mucho más de sí, hablamos de los enclaves en los que transcurre la novela, de esas calles estrechas y antiguas del centro de Castellón que muchos lectores hemos descubierto gracias a los libros de Julio, de la gastronomía propia de nuestra tierra, esa campechanía con que el vendedor de bocadillos de bacalao, abaetxo, le dice que gracias a su novela vende a cascoporro a turistas e imagino que también a castellonenses. Y es que Julio ha situado nuestra provincia en el mapa de España y a nuestro pueblo en una pequeña pincelada en el mapa de sus novelas.
Cuando vino a hablarnos de Mañana si Dios y el Diablo quiere nos prometió meter a Nules en una de sus novelas y no se hizo de esperar la mención, fue una pequeña pincelada, pero nos ha dicho que la retomará, no sabe en que entrega, pero volveremos, ya estamos esperando nuestra próxima aparición, ¿convertirá en personaje a alguien de nuestro Club de Lectura, o incluso al propio Club? Tiempo al tiempo, nosotras como lectoras estaremos esperando su nueva novela para someterlo de nuevo al tercer grado.
Y él demostró encontrarse muy a gusto con nuestras preguntas, nuestras ocurrencias, muy atento a todos los apuntes, a lo que nos había gustado y a lo que no, e incluso cuando Marta le dijo que el final le había parecido un poco como todo con mucha coincidencia, como de película americana, sonrió y le dijo que incluso su mujer y sus editoras se lo habían dicho. Pero que las pistas para ese final están sembradas en toda la novela y solo hace falta verlas. Y quizás si leyéramos otra vez Ojalá estuvieras aquí estaríamos más atentos a ellas.
Es un placer escuchar a Julio, y también los aportes de todas las participantes, podría seguir hablando porque nuestra charla duró dos horas, se alargó con una firma de libros y una cena en la que el escritor y su familia tuvo a bien participar. Eramos 13 o 14 personas cenando y Julio no dejó de charlar con las dos que tenía más próximas. Cuando digo que es un comunicador nato, que es una persona muy cercana no lo digo por decirlo.
Por último me gustaría dar las gracias a Julio por el detalle que tuvo con nosotros, trajo 12 libros de una novela suya publicada por una editorial pequeña, y como eramos muchos más en la sala, tuvimos que hacer un sorteo, quiso la diosa fortuna que fuera una de las ganadoras de Johanna no había visto nunca una montaña, y a pesar de lo que piensan mis queridas compañeras de club, si leo romántica, muy de vez en cuando. Por eso cuando Yincaneras me de un poco de respiro pienso sumergirme en esta historia para descubrir un Julio Cesar Cano diferente.
Como sucedió con Rosario, pidió que le reservasemos fecha para el año que viene, así que lectores de Julio Cesar Cano estáis, estamos de enhorabuena porque vuelve el Inspector Monfort y quizás más pronto que tarde.
Gracias Julio por tu cercanía, por tu forma de saciar la curiosidad de los lectores que formamos este Club de Lectura de Cosas&Musas, y se que volveremos a vernos pronto, porque ambos asistiremos a la presentación de la novela de David Jimenez. El tito, un autor que ha visitado ya nuestro club y que seguro que vuelve en 2018.
PD. De la firma de ejemplares no he puesto fotos porque yo nunca quiero salir en ellas, y considero que no debo poner las de los otros participantes, y la cena es un acto muy intimo, así que tampoco hay reportaje fotográfico