A muchos de los tenemos la lectura como la principal de nuestras aficiones nos sucede: llega un momento en el que nos vemos desbordados por los libros. Y en esta ocasión no abordo el problema solo desde un punto de vista material: la cuestión del espacio, de dónde colocar el nuevo volumen adquirido esta misma mañana de manera compulsiva en nuestra librería favorita es de compleja solución, puesto que contemplar los propios libros ordenados en nuestra modesta biblioteca es uno de nuestros grandes placeres. Más complicado aún nos resulta enfrentarnos a esa fila imaginaria e infinita de los libros que nos quedan por leer. Y la tragedia aumenta año tras año: cada vez conocemos a más autores - ninguna verdad más cierta que cualquier libro acaba llevando a muchos otros - y nos acercamos a géneros que hasta entonces no nos habían interesado. Ante nosotros se abren nuevos mundos que explorar, cada uno con sus propios atractivos. Abordar esta tarea nos parece algo imprescindible, pero la dura realidad se impone: el tiempo es limitado y hay que elegir sabiamente. Bien es cierto que contamos con la ventaja de que jamás en la historia había sido más fácil el acceso a la cultura, pero esta realidad también hace que nos sintamos abrumados ante la inmensa oferta existente. ¿Por dónde empezar? ¿por dónde continuar? Al elegir un determinado libro ¿estaré renunciando a otros que podrían incluso cambiarme la vida? En este sentido los clubes de lectura pueden servirnos para conocer a seres tan ansiosos como nosotros y celebrar terapias colectivas. A todo esto, acerca de este tema, recomiendo la lectura del estimulante ensayo de Gabriel Zaid, Los demasiados libros. Hoy que seguramente pasearé por la Feria del Libro Antiguo de Granada, a ver de qué me sirven mis propias palabras...
Como de costumbre, los horarios y lugares de los clubes se encuentran en la columna de la derecha. ¡Felices lecturas!