Jorge Armando Hernández y Melanie Armas Arcia.- Una coyuntura política puede narrarse de muchas maneras; puede mostrarse desde diferentes aristas, en particular, en nuestros días, cuando la información se mueve a una velocidad sin precedentes y los públicos receptores de la información se construyen, muchas veces, a partir de la inyección sistemática de noticias, en las cuales se combinan realidades con la manipulación sutil y tendenciosa, la omisión de datos, el manejo de imágenes, el mal uso de los tiempos informativos y otros recursos encaminados a modificar la historia. De este modo, las audiencias van conformando una mirada particular a los hechos que muchas veces no coincide con la realidad, y que pretende, en la mayoría de los casos, generar en el público receptor, una posición política determinada.
Los medios de información tienen la responsabilidad de contar los acontecimientos atenidos a la verdad. Más aún, tienen el deber de mostrar la realidad con imparcialidad y objetividad, de tal manera que los ciudadanos puedan escoger de manera consciente, las fuentes a través de la cuales informarse y construir su propia versión de los hechos.
Cada vez resulta más claro que la batalla que se libra hoy contra la Revolución cubana, transcurre esencialmente en el ámbito mediático-comunicacional, muy en particular en el espacio digital, lo cual permite a sus enemigos, alcanzar con su mensaje manipulador a un elevado número de personas, sobre todo a los jóvenes. El objetivo es, sin dudas, producir el ansiado "cambio de régimen" en Cuba.
Recientemente asistimos a una nueva operación político-comunicacional de gran envergadura contra Cuba, liderada por el gobierno de los Estados Unidos y sectores anticubanos de la Florida.
Dos importantes medios: la cadena televisiva CNN en español y la agencia de noticias EFE jugaron un papel destacado. Ambos medios adelantaron sucesos, contribuyeron a la creación de un clima determinado, fabricaron la noticia aún antes de que fuera suceso.