Revista América Latina

Pico para ‘los de atrás’

Por Gaviota
Hace un buen tiempo que no escribo para brindar un ‘pico’ a alguien.  El asunto electoral, sumado a la cantidad de barbaridades que se ven todos los días, impiden poder dar tantos ‘picos’, y más aún cuando en materia jurídica, política, y de medios, se observan TANTAS barbaridades, tan seguido.
A pesar de ello, me he sentido fuertemente atraído hoy a un tema que vale la pena ser resaltado.  Se trata de ‘los de atrás’, aquellas personas que silenciosamente han trabajado, como lo hace la abeja obrera en su panal, para que otras personas puedan lograr éxitos públicos.  Para el día de hoy, he querido traer algunos ejemplos específicos para mostrar el reconocimiento de manera ejemplificada, y no en abstracto.
En la mañana de hoy, tuve la oportunidad de escuchar una entrevista, en Caracol Radio, a Nelson Cardona, el colombiano que logró alcanzar la cima del Everest sin oxígeno y con una de sus piernas amputadas (llevaba una prótesis).  La mayoría de notas que he revisado al respecto destacan (y con razón) la gesta de este individuo.  Sin embargo, lo que realmente me motivó a escribir esta nota fue la mención especial que realizó Nelson Cardona del líder de la Expedición Epopeya Everest, el señor Juan Pablo Ruiz.  Tal y como el lo resaltó, el líder de la expedición, llegando a la cumbre, debía decidir quienes ascenderían hasta la cumbre, y quienes esperarían.  Para ello, decidió sacrificar la gloria, en aras de poder brindar apoyo, si se requería a quienes subirían, entre los cuales se encontraba Cardona.Pico para ‘los de atrás’
Foto de Juan Pablo Ruiz tomada de: www.colseguros.com
La decisión adoptada por Ruiz resultó ser trascendental, toda vez que los expedicionarios que continuaron ascendiendo se encontraron con un problema mayúsculo, el congelamiento del agua que llevaban para afrontar el ascenso y el descenso.  Ruiz, leyendo acertadamente la situación, esperó, y envió ayuda a los expedicionarios en el descenso, y sirvió de apoyo logístico y humano trascendental para que Nelson Cardona y sus compañeros pudieran bajar sanos y salvos.  Esa decisión de sacrificarse a sí mismo (pues perfectamente hubiese podido optar por subir, fue decisiva para el éxito de la expedición.
El segundo caso que me gustaría mencionar hace referencia a la campaña presidencial del candidato de mi predilección, Germán Vargas Lleras.  Muchos, como yo, reconocimos en su programa, el más completo y viable de todos los que se propusieron por los candidatos presidenciales que afrontaron la primera vuelta.  Vargas reconoció en varias oportunidades, que su programa no fue fruto de un trabajo individual bien pensado, sino del esfuerzo de varios equipos de trabajo que trabajaron largo tiempo en el estudio de cada tema específico, y en la elaboración de propuestas que concordaran con la línea de pensamiento del candidato.
Este trabajo en equipo, que no es fácil encontrar en un país como Colombia, implicó (no me cabe la menor duda) un importante esfuerzo por parte de los asesores, y los asesores de los asesores, quienes no habrían de obtener gloria por sus propuestas, pero quienes trabajan por un fin ulterior que era mayor a sus propias ambiciones.  Trabajaron por un programa integral, con miras a buscar una buena solución para el país.  A ellos, al igual que aquellos hombre y mujeres que trabajaron en cada una de las campañas, intentando estructurar propuestas serias y viables, un ‘pico’ especial por su gran labor y su desinteresado (en gran parte de los casos) esfuerzo por construir un país mejor.
El tercer ejemplo, que resulta conveniente traer a colación en la época mundialista, es el de aquellos jugadores que los comentaristas suelen definir como ‘tácticos’, que no serán los encargados de marcar la mayor cantidad de goles en sus escuadras o en sus selecciones nacionales, pero que sin su disciplina, talento y esfuerzo, llevaría a que sus equipos no pudieren llegar a ser exitosos.  Ejemplos como el de Makelele en el Real Madrid de principios de la década pasada, Gattuso en la Italia campeona de hace cuatro años, o Juan Pablo Sorín en la Argentina de hace algunos años, demuestran que el éxito no es obra únicamente de personas como Messi, Romario, Kruyf o Paolo Rossi, sino que involucra un trabajo silencioso y oculto que representa orden y estructura en los planteles.
No verán con mucha frecuencia que estos jugadores sean los mejores pagados, y rara vez se observará que se les premie con galardones y grandes contratos publicitarios.  Ellos son los ‘obreros’ de sus equipos, que con sacrificio, temple y orden generan la confianza necesaria en sus planteles para poder estructurar un poder ofensivo del cual no son los protagonistas directos.
En materia jurídica siempre se reconocerá la labor del gran doctrinante, o del magistrado titular que es ponente de sentencias valerosas y jurídicamente bien estructuradas.  No se verá, sin embargo, el trabajo de los investigadores y auxiliares que refuerzan las investigaciones de los primeros, ni aquellos que colaboran en proyectar y analizar los fallos de los segundos.  A ellos, que sin duda se sacrifican de igual o mayor manera que los segundos, les debemos gran parte de las cosas buenas que posee el mundo jurídico en la actualidad (aunque vale decir que también muchas de las malas) y rara vez encontraremos a abogados que siquiera sepan el nombre de alguno de ellos.  A aquellos monitores o profesores auxiliares que ‘sudan la camiseta’ junto con sus líderes, a estos grandes abogados, un ‘pico’ con profundo respeto.

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