Hay que reconocer que en muchas ocasiones las ideas que uno quisiera exponer han sido plasmadas mucho mejor por otras personas, e incluso en otros contextos. En Octubre de 2009 utilicé este recurso cuando me referí a la necesidad de buscar jueces junkies en el que se plasman tres situaciones diferentes relacionadas con jueces y la omnipotencia de su poder.
Finalizando el 2010 realicé una defensa de por qué apoyo a Daniel Coronell en este espacio, en respuesta a unas afirmaciones que realizaban algunos usuarios de Twitter que consideran que efectivamente este hombre no es un periodista serio sino un mafioso, utilizando los términos de los que se valió Álvaro Uribe para referirse a él. Ese mismo día, en horas de la tarde-noche, el señor Jaime Ruiz escribió una respuesta formal en el blog de Atrabilioso, titulada “Los defensores de Daniel Coronell”, que invito a que sea revisada para poder entender con claridad el porqué de lo que viene a continuación.
He pensado mucho en la forma de la respuesta y la virulencia de los comentarios recibidos. No es porque realmente me genere preocupación alguna que se me tilde de estúpido o idiota en cuanto a las leyes, o en cuanto a la forma de escribir. Es una de las ventajas o desventajas de ser un pájaro y no una persona con hoja de vida disponible al público. No se trata de sentirme herido en mi ego, o de sentirme maltratado. Me sorprende mucho que personas que claman ser conocedores de la verdad y mucho más avanzado en cuestiones intelectuales que sus contrapartes, sean tan intolerantes a la diversidad.
Es allí donde se centra la curiosidad mía. No es la primera vez que se me tilda de bruto en la red. No es eso lo relevante. La gente tiene todo el derecho a pensar y opinar que uno es iletrado, o que razona muy mal. Hasta ahí, no tengo mayor problema. Es, sin embargo, la tercera vez que recibo afirmaciones que podrían cuando menos tildarse de ‘agresivas’ si no de ‘ofensivas’. La primera vez fue cuando recién inicié con este espacio, en el que me encontré con un personaje que se denomina Moredan, y que se define a sí mismo como un humanista radical. Las últimas dos veces han provenido del señor Jaime Ruiz.
¿Por qué ocurren estas cosas? En eso estuve pensando durante algún tiempo, y veo en muchos de los defensores acérrimos del Presidente Uribe a personas que son casi fanáticas de sus convicciones políticas y que no se atreven siquiera a considerar que algo de lo que ellos piensen puede estar mal o equivocado. Cualquier concepto de debate está cerrado salvo cuando no se trata realmente de un debate sino simplemente los interlocutores se dan la razón mutuamente y cambian son los fundamentos de la respuesta. Uno de los comentarios que Ruiz, en un tono mucho más respetuoso y cordial, escribió al final de su artículo, me dejó pensando aún más. Lo cito textualmente aquí para que quede claro a qué me refiero:
“Gaviota Jurídica:
Cuanto más dolorosos y despreciables sean los agravios, menos se verá usted expuesto a la desagradable tarea de explicar en términos jurídicos o morales o literarios que Coronell pueda publicar interceptaciones mientras persigue aliado con todo el poder de los medios y las clases altas al presidente que recuperó el país del atraso.
Alguien que considera a Coronell un "periodista serio" y exige respeto es como uno que se va a buscar novia vestido de mujer y se sorprende de que no lo acepten. Cuando Uribe llama a Coronell "periodista mafioso" comete un ultraje al lenguaje. Si Coronell fueraperiodista, es decir, comunicador social, habría transmitido a sus lectores su desagravio. Lo que hace es ir a acogerse al poder que encarcela por adjetivos o por verdades como en el caso de la denuncia por calumnias contra José Obdulio Gaviria y Francisco Santos. Cuando no responde reconoce que no tiene nada que decir sobre las acusaciones, como hace el propio Gaviota Jurídica.
No puedo sentir respeto por ninguna discusión de tipo personal. No me interesa agraviar a nadie, tampoco a Coronell, ni menos defender a Uribe. Cuando leo la prensa colombiana y veo esa orgía de canalladas que es cada página de opinión, esa exaltada y descarada complicidad con el terrorismo y las mafias, me indigno porque no podrá haber progreso mientras no selimpiela conciencia de la gente de lo que permite eso. Coronell, al igual que los demás malhechores deSemanaexpresa una sociedad bárbara y una condición moral baja. Si eso es lo que impera las personas ordinarias están condenadas a vivir en un infierno que ya empezó a orientar el rumbo por el camino de Venezuela y de Zimbabue.
Feliz Año Nuevo.”
Particularmente me ha llamado mucho la atención lo consignado en los primeros dos párrafos del comentario. Básicamente se da a entender que el lenguaje violento es necesario (primero) y luego, que no se puede exigir tolerancia salvo cuando quien debe ser tolerante no considera que debe serlo. En consecuencia, como yo soy aparentemente un travesti de la razón, por pensar como pienso, no se debe tolerar lo que pienso. Es decir, el concepto de tolerancia es subjetivo y condicionado a lo que se desee. Personalmente, no creo que eso realmente implique ser tolerante.
En esta clase de cavilaciones me encontraba cuando el fin de semana tuve la oportunidad de ver nuevamente una película que me encanta por muchas razones. Me encontraba viendo “V de Venganza” y me llamó poderosamente la atención una escena que anteriormente había pasado algo desapercibida. En la escena el protagonista, V, aparentando ser otra persona, le cuenta al Inspector en Jefe acerca una parte de la historia que no es del todo conocida por el policía. Realmente, poco me importa hacer el paralelo frente al Canciller Sutler, pues quizás eso sería el ejercicio evidente que los realizadores querrían que realizáramos. Me importa, para estos efectos, revisar lo que se dice de los seguidores de personas que adquieren poder y son de pensamiento radical.
Imagen tomada de: http://uvepece.wordpress.com
Para ello, invito a que revisen el video que a continuación enlazo. Particularmente, me interesa que pongan mucha atención a lo que se menciona entre el minuto 0:45 y el 1:20. No lo inserto directamente puesto que Youtube ha inhabilitado esta opción respecto de este video.
Ahora, piensen en la actitud desplegada por algunos de mis detractores. ¿Cuál es la necesidad de la agresividad y lo radical de sus posturas? Realmente, ninguna. Toda persona que se considera neutral frente al tema de Uribe, se maravilla al ver que tanto la mayoría de los ‘furibistas’ como de los antiuribistas radicales no son siquiera capaces de considerar como algo posible, que la postura contraria pueda tener algo de razón. No les interesa ver algo diferente a lo que creen como una verdad revelada.
Lo verdaderamente curioso es que no pareciera lógico que la búsqueda de la verdad implicara recurrir al odio y a la exclusión. ¿La verdad se fabrica o la verdad se descubre? ¿La verdad se inculca a fuego y sangre como lo hacía la Inquisición en la Edad Media? Pareciera que algunos dirían hoy que sí. Observemos de qué manera detractores radicales o seguidores radicales de Álvaro Uribe buscan con afán un enemigo. Unos dirán que los paramilitares, otros dirán que la guerrilla, y bajo ese entendido, todos los que no comulgan con esa forma de pensar, son enemigo.
Esto mismo ocurrió durante siglos con la violencia entre católicos y protestantes. Esto es lo mismo que se dio entre comunistas y demócratas el siglo pasado. Es lo que se dio en la época de la violencia entre liberales y conservadores en Colombia. Es el pensamiento de los ‘barristas’ que agreden porque alguien le gusta algo diferente a lo que les gusta a ellos.
Por supuesto, en mi caso particular, se ha dicho que yo poco conozco de derecho, y que lo único que hago es sacar ‘leguleyadas’. Es posible. Luego de algún tiempo de experiencia profesional he logrado comprender que la ‘leguleyada’ es el concepto que se utiliza de manera peyorativa para explicar aquellas interpretaciones jurídicas que se consideran ilógicas. Bajo ese entendido, entonces, será leguleyada no solo mi defensa jurídica de mi opinión sobre el detractor de Uribe, sino también la de cualquiera que intente hacer lo mismo. Ya anunció algo así Ruiz al ingresar el comentario que aquí se ha citado. Ni siquiera tenemos derecho a pedir respeto.
Por esa clase de razones es que esta ave leguleya no le interesa intentar realizar ejercicios argumentativos o debates de otra índole con los portadores de la fe. Como casi todas las doctrinas religiosas, es una creencia única e incompatible con cualquier otra. Bajo ese entendido, con ellos no se debate, ellos evangelizan a los profanos en política y leyes, como es mi caso. Ya ellos han avisado que cualquier decisión judicial tomada contra Uribe, es sin duda porque la justicia está comprada, los medios también, y todos confabulan contra el magno.
Será por eso que el estado de opinión, en donde las políticas de Estado dependen del buen parecer de lo que la gente realmente piense, debe ser impulsado por aquellos que sí conocen la verdad y son portadores de la fe. Los demás tenemos la opción de convertirnos, o caer en la hoguera. Algo así como lo que planteaban en el relato del V desenmasarado.
NOTA FINAL: De manera expresa, excluyo de manera directa a “No apoyo a Coronell” quien igualmente está en absoluto desacuerdo con lo que he manifestado anteriormente, pero maneja un lenguaje que dennota decencia y tolerancia. Es frente a esta clase de personajes que se puede efectivamente dar un debate de posturas. Insisto, no comparto nada de lo que dice, pero entiendo y acepto las críticas.