El coaching no es una pseudociencia. Es peor que eso. Es una práctica con tintes sectarios, de control obsesivo, basada en una filosofía de vida impracticable y contraproducente, ajena a todo control y que genera relaciones de dependencia que, según mi experiencia, rozan en ocasiones el sadomaso. Y no es que sea un experto en sadomaso, la verdad. Mi experiencia se reduce a un encuentro en un hostel con una francesa que me hablaba mucho de manga mientras yo asentía sin entender nada con una cerveza en la mano. En realidad hui como pude después de que me cruzara la cara un par de veces y de que estuviera a punto de hacerme algo inenarrable que preferiría no tener que mencionar. Pero me he documentado un poco -incluído ver algunos videos muy perturbadores a los que no les termino de encontrar la gracia. Evidentemente se trata de una relación de...