Acerca del cambio – Los dos proyectos –
Seamos sinceros con nosotros mismos: nos altera. Así transite por la ruta de lo anhelado, o por aquella que no queremos ver, ni en película de sábado a la tarde…
Desde el espanto a la intranquilidad, el cambio, cómplice del tiempo que pasa, no es mirado con confianza. Pero ocurre. En la vida privada; en los mercados; en el Planeta y en el Universo. El cambio es la ley que iguala los sistemas.
Como devenir de la existencia o como consecuencia de un proyecto anhelado, el cambio irrumpe como variable ajena a cualquier tipo de control, es un hábil explorador de grietas.
Cuando hablamos de proyectos, sabido es, que las cabezas humanas insisten en su romance con las ilusiones. Qué bueno; nos sostienen la vida…
La ilusión de que los proyectos se cumplan; cualquiera sea su naturaleza, es el combustible imprescindible para que la primitiva idea desteñida, vaya ganando color en el día a día, dando paso así, a un mecanismo obsesivo que la mantiene firme en el alma y el cerebro.
Parte de la ilusión – palabra carente de inocencia – consiste, en que la realización de la idea ya metamorfoseada en proyecto, se realice de la siguiente manera: confortable, agradable y sin conflicto…
Digamos que ese “proyecto secreto” paralelo, acompaña al proyecto en sí.
“El proyecto secreto” de comodidad, tiene tanta fuerza, que hasta es transparente para nosotros mismos y de ninguna manera lo compartimos con los demás. Está tan presente que no lo percibimos, lo actuamos. Es casi secreto para nosotros mismos.
Damos por sentado que en algún lugar, alguien transita por el cambio con garantía de inmunidad contra el malestar. En algún espacio, un personaje fantasma sostiene una amable conversación con él, le agradece las bondades de la vida y convive en paz y alegría con el avance de su proyecto. Sin fisura.
Y si a nosotros el proceso nos perturba; algo malo hay en nosotros.
Certeza vana, cuya única función es distraernos del proyecto en sí, que puede comenzar a caer lentamente o en picada. Total, el otro imaginario nos supera ampliamente y nos va a robar el éxito. Todo es inútil. La vida se desdibuja. La ilusión expira.
Para nuestra vulnerable humanidad el cambio es fundamentalmente incómodo y el diálogo con él es conflictivo. Muchas veces arrasador; nos pone contra las sogas.
La única manera es: sostener la idea- molesta- y resignarse a que no hay alternativa; desempolvar un libro de liderazgo y convencernos de que en realidad es un desafío.
Creamos que lo es o creamos que no podemos; alguien dijo: se está en lo cierto en los dos juicios.
El cambio va a contrapelo de la estabilidad que reclaman nuestras vulnerables humanidades desde el día en que aparecimos en el mundo.
Reclama capacidad de obviar la inocencia y madurez para no abandonar el timón en la tormenta. Quizás ahí, cuando su prima hermana la incertidumbre también sea aceptada, algo del disfrute aparezca. El disfrute se compra, tiene un precio caro…
No se regala, dejaría de apreciarse, y esa idea sí, es una de las bondades de la vida.
Lic. Teresa Benedetti – Directora de Náutica Coaching -