Revista Coaching

coaching organizacional:talentos

Por Tbenedetti

Si nos preguntáramos cual es   el elemento clave, capaz de desarrollar y mantener el potencial de crecimiento de una organización en  estos tiempos globalizados y de cambios acelerados, por donde tendríamos que buscarlo? Por  el lado de la tecnología, el capital, la información?¿O habría que orientarse  en otros caminos?

Según las últimas búsquedas (Executive Search) encaradas por las agencias   encargadas de reclutar ejecutivos para  cubrir cargos relevantes, éstas  estarían orientadas hacia el  factor talento.

El centro de la mira estaría puesto en    esta habilidad  humana así de vieja, así de imprescindible y también, así de  escasa.

¿Que se entiende por talento  cuando nos referimos a lo empresarial u organizacional? Se refiere al exhaustivo conocimiento técnico del puesto a cubrir?  Sí, claro. Implicaría  la sagacidad de disponer de pensamiento estratégico? Sin duda que sí.

Pero el concepto de talento empresarial va mas allá,  es necesario sumar a lo dicho en el párrafo anterior  una diferencia que se hace  crucial, a la hora de los resultados.

Esa diferencia,  contiene los siguientes aspectos:

  • capacidad de entusiasmarse con la tarea
  • concepción trascendente del rol  laboral
  • foco puesto  en la productividad
  • promoción del trabajo en equipo,   piedra fundamental de la corporación.

Trabajo en equipo-la piedra fundamental

Hoy, más que nunca, en las corporaciones el  individualismo ha cedido paso (por absoluta necesidad) a prácticas  interpersonales de colaboración. Si se reflexiona,   las ideas transitan de mente en mente y   al sufrir diferentes procesamientos, la innovación  nunca tiene un grado de  pureza tal, que algo pueda pensarse producto de una originalidad  única. Ni aún los grandes descubrimientos e inventos  de la ciencia y de la técnica partieron de cero.

Uno de los aspectos del talento empresarial, sería  entonces, la capacidad de colaboración. El poder  pensarse dentro de una red humana, persiguiendo una visión común.

Las personas que pueden posicionarse dentro de una  corporación actuando un rol colaborador, son poseedoras de una  habilidad muy nombrada últimamente:   la  inteligencia emocional y su derivado, la inteligencia social.

Con gran   pericia  intuitiva son capaces de interpretar acertadamente el contexto humano desde donde  actúan   , captar  rápidamente  la ubicación de la cultura organizacional en juego, y desde allí,   generar la aglutinación necesaria  para el logro de la masa crítica que posibilite el alineamiento que requiere toda visión empresarial.

Su inteligencia emocional, a  la vez, tiene  un punto de partida, llave de la interacción humana: la capacidad de escuchar al otro. Esa  habilidad  se les ha transformado en un  valor en sí mismo.

La capacidad de escuchar:

Como se logra escuchar al otro?. Haciendo un pequeño o  gran esfuerzo. Corriéndose de sí mismo, postergando la catarata de palabras que inevitablemente llegan a la boca cuando se  escucha algo que no se esperaba  escuchar, sea una disidencia, una idea nueva, o cualquier otra cosa que  impacte desfavorablemente en los oídos.

En cuanto el interlocutor que se tiene enfrente registra esta escucha, se siente reconocido en su decir, abre un espacio mental a la conversación  y el diálogo cambia, la comunicación comienza a fluir por canales diferentes,  instalándose entonces la primera condición necesaria para el trabajo en equipo: conversaciones aptas para la coordinación de acciones, capaces de transformar en realidad las ideas,  ahorrando otro recurso faltante, el tiempo.

Si lo anterior se transforma en una particularidad del equipo,  se obtiene la identidad grupal, cemento interpersonal de un equipo de alta competencia.

Un pequeño esquema ayuda a comprender como se encadenan los conceptos dichos:

Colaboración- inteligencia emocional- capacidad de escucha – equipos de alta

Competencia- organización inteligente -mejores resultados.

La organización como red de conversaciones:

La literatura del nuevo management concibe las organizaciones como redes de conversaciones.  En  ellas tenemos las referentes a coordinación de acciones, negociaciones, resolución de conflictos y todas las imaginables.

Cuanto mas talentosas resulten las comunicaciones  (en cuanto al concepto de talento anteriormente  explicado)  mas exitoso será  el destino organizacional pensado en términos de resultados.

Si bien es cierto que la aptitud de escucha, la colaboración y el concepto de trabajo en equipo pueden cultivarse y desarrollarse en todo el personal (en definitiva es parte del aprendizaje organizacional) existen individuos que parecería que trajeran  esa habilidad social inscripta en sus cromosomas y solo   tendrían  que desarrollarla y perfeccionarla, cosa que hacen con gusto, dedicándole tiempo y esfuerzo. Comprenden que no están exentos de errores y que la cuestión es aprender continuamente .Aceptan (les lleva un tiempo) que  la perfección solo está reservada a los dioses  y luego buscan la excelencia., que es diferente y se obtiene con formación.

El diccionario nos dice sobre el talento:”conjunto de dones naturales”.

Si esta virtud  es  cultivada en el camino del auto-conocimiento y el liderazgo, tendremos habilidades   extraordinarias en un  ejecutivo  que harán esa diferencia de la cual hablábamos. Sumada a su espíritu emprendedor, sentido de la  trascendencia,  habilidades técnicas y dominio del pensamiento estratégico,  tendremos las personas buscadas.

Como líderes serán capaces de guiar a grupos e individuos, ser artífices de creatividad corporativa e inspiradores de liderazgo personal en cada persona con la cual se relacionan.

Como se puede apreciar no es fácil el hallazgo, el talento concebido de tal manera constituye un  bien necesario, escaso…pero no imposible.



Volver a la Portada de Logo Paperblog