Imagina que asistes a una reunión de trabajo. En esta reunión todos los participantes están obligados a presentar los resultados de su departamento en el último trimestre.
La reunión, empieza a su hora. La puntualidad es una virtud en esta compañía ficticia en la que hoy nos encontramos.
Cada uno de los ponentes (10 en total) hace uso correcto de su tiempo. Empezando y terminando en el plazo dado.
La reunión avanza de manera agradable. En momentos, se respira algo de tensión. Sin embargo, es una tensión controlada y ya vivida en reuniones anteriores. Sabemos que cada uno de los participantes está representando su papel pero en el fondo existe una cierta satisfacción por los resultados obtenidos.
A es de las 17 horas, termina la reunión y dispones de una tarde por delante para disfrutar de tu familia o para hacer lo que te apetezca. Sin embargo,
llegas a casa cansado, agotado y con un terrible dolor de cabeza.
No das crédito. Todo ha ido de manera correcta, según lo esperado y estás roto ¿qué ha pasado?
Seguramente que la concentración fijada en la reunión, hizo que no fueras consciente del ruido del proyector, o del aire acondicionado. Ese ruidito, casi imperceptible pero que tras unas cuantas horas soportándolo hace que acabemos agotados.
Entre tú y yo, los ruiditos de los aparatos electrónicos de tu oficina, me preocupan lo justo. Siento la sinceridad. No encontré una mejor h
istoria para hacerte ver que eso mismo nos pasa en nuestro día a día sin necesidad de asistir a reuniones de trabajo.
Llega la noche y cuando te sientas en el sillón, sientes un gran cansancio. Y piensas: tampoco he hecho hoy tanto, no lo entiendo.
¿Y los ruiditos? Sí,
sí. Los ruiditos. A lo largo del día nos acompañan “ruiditos” del tipo:
- Tengo que poner la lámpara, llevo 3 meses y todavía está sin colgar.
- De hoy no pasa. Hoy llamo a la asesoría para solucionar el tema pendiente.
- El médico, tengo que pedir cita.
- Apuntarme al gimnasio.
- Matricularme a clases de inglés.
- Visitar a mi hermana. Hace tiempo que no lo hago.
- Llevar el coche al taller.
- Ordenar el armario
- …
¿Te suenan ahora los ruiditos?
Pues estos ruiditos, que normalmente te acompañan día tras día, son capaces de dejarte sin energía.
Te invito a que te regales un tiempo. El que necesites. Toma una hoja y escribas en ella una lista con todas esas cosas que identificas como ruidito.
Una vez la tengas, revísala. Estoy seguro que algo se te ha olvidado.
Ahora márcate que cosas vas a llevar a cabo mañana para lograr tacharlas de la lista.
Del resto, no te preocupes, las tienes en la lista. No es necesario que te las lleves en tu cabeza todo el día.
Al acabar el día de mañana, tacha lo conseguido y márcate otra serie de cosas para el día siguiente.
Te aconsejo que empieces por las cosas más fáciles.
Cuando te quieras dar cuenta, el aire acondicionado y el proyector serán de nueva generación y no te producirán más cansancio.
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