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“No creemos en volver a formas de vida obsoletas, sino en construir un futuro mejor combinando lo antiguo con lo nuevo”
En diálogo con revista AD España, la CEO de Cobe, Mari Randsborg, reflexionó sobre el rol que el estudio está cumpliendo en redefinir la arquitectura urbana en Dinamarca, mediante proyectos que responden a las necesidades colectivas, promoviendo espacios públicos más sostenibles, inclusivos y centrados en la gente.
Fundado en 2006 por el arquitecto Dan Stubbergaard, Cobe se ha convertido en un referente internacional en el diseño de ciudades, paisajes y edificios que transforman la vida cotidiana y abogan por un urbanismo sostenible y adaptado al futuro. Con un equipo de más de 150 profesionales, este estudio danés explora nuevas formas de arquitectura que no solo responden a las necesidades actuales, sino que buscan anticiparse a los desafíos de las generaciones futuras.
Cobe encuentra su inspiración en la tradición de diseño escandinavo y trabaja en proyectos de diversas escalas y tipologías, desde objetos de diseño y paisajes hasta planes estratégicos para ciudades enteras. Ubicado en un renovado almacén en el distrito de Nordhavn, en Copenhague, el estudio no solo contribuye a la transformación de esta zona portuaria, sino que también exporta su visión a ciudades de todo el mundo. Entre sus obras emblemáticas en Nordhavn se encuentran The Silo, The Tip of Redmolen y Kronløb Island, proyectos que destacan por su compromiso con la sostenibilidad y el diseño funcional.
Compartimos la entrevista realizada por el periodista Iñaki Laguardia para AD España.
AD: ¿Cómo describirías vuestra filosofía arquitectónica y cómo ha evolucionado desde la fundación del estudio?
Mari Randsborg: Siempre hemos creído que antes de construir algo, debemos trabajar a escala humana y comprender el contexto: analizar cómo se mueven, viven e interactúan las personas con su entorno. Entender qué materiales, recursos y competencias están disponibles. Ver los desafíos y oportunidades del sitio, las áreas vecinas, la ciudad y la sociedad. Estos principios rectores siguen siendo tan relevantes hoy como siempre. Pero, mientras enfrentamos la crisis actual de recursos y biodiversidad, el futuro de nuestras ciudades depende de mejorar la habitabilidad ecológica mientras ocupamos menos espacio. La pregunta es: ¿qué puedes hacer para crear el mayor impacto? Como arquitectos, tenemos la gran responsabilidad de asegurarnos de crear una diferencia significativa. Todavía tenemos mucho que aprender y un largo camino por recorrer, pero cada día nos esforzamos por avanzar nosotros mismos, nuestros colaboradores y nuestros clientes un poco más hacia ese objetivo.
AD: La sostenibilidad es un aspecto crucial de la arquitectura moderna. ¿Cómo integra Cobe las prácticas sostenibles en sus proyectos?
Mari Randsborg: La arquitectura traduce las ideas sociales en forma física. Como seres humanos, reconocemos la necesidad de cambio, pero a menudo solo cuando vemos y experimentamos tangiblemente las soluciones nos sentimos inspirados para actuar. Por ejemplo, ver rascacielos construidos con madera brinda confianza a otros para seguir su ejemplo. Estar dentro de casas diminutas y darse cuenta de que la vida puede ser igual de satisfactoria con menos espacio, pero más comunidad y recursos compartidos. En Cobe, creemos que la arquitectura tiene el poder de dar forma a nuestras vidas, por lo que desempeña un papel crucial en el avance de las prácticas sostenibles. La arquitectura es fundamental para que todos avancemos.
AD: Copenhague ha experimentado una gran transformación en los últimos años y Cobe ha sido fundamental en la configuración del paisaje urbano de la ciudad. ¿Cuál ha sido vuestro papel en esta reconversión?
Mari Randsborg: A menudo decimos que Copenhague ha sido nuestro laboratorio desde el principio, habiendo trabajado en y con la ciudad desde el primer día. Muchos de nuestros proyectos tienen su origen aquí, desde la planificación urbana a gran escala hasta la construcción de edificios, espacios públicos e incluso el diseño de aparcamientos para bicicletas individuales. En los últimos 20 años, la ciudad se ha transformado drásticamente: de una ciudad industrial con tramos enteros del puerto vallados a uno de los lugares más habitables del mundo. Hoy, es un lugar fantástico para vivir y trabajar, con carriles para bicicletas, senderos peatonales y vías fluviales aptas para nadar. Nuestra experiencia en el diseño para las necesidades cambiantes de Copenhague nos ha moldeado a lo largo de los años. A su vez, hemos desempeñado un papel clave en la configuración de la propia ciudad. Esa influencia mutua es el núcleo de nuestro trabajo y ha alimentado nuestro compromiso de crear espacios cotidianos extraordinarios para todos.
AD: Vuestro trabajo a menudo se centra en la creación de espacios que sean funcionales y bonitos. ¿Cómo equilibráis las consideraciones estéticas con las necesidades prácticas?
Mari Randsborg: La tradición del diseño danés está centrada en el ser humano. Para que las cosas funcionen, deben ser duras y blandas a la vez. La funcionalidad y la belleza deben ir de la mano. Naturalmente evitamos usar cosas que funcionan pero son horribles, e incluso los artículos utilitarios más bonitos se dejan sin usar si no cumplen su propósito. No vemos los dos como opuestos, sino como parte de un todo holístico.
AD: Cobe ha trabajado en una amplia gama de proyectos, desde planificación urbana hasta edificios residenciales. ¿Cómo abordáis el proceso de diseño para tipos de arquitectura tan variados?
Mari Randsborg: No trabajamos con una determinada tipología ni somos expertos en una determinada categoría. Trabajamos desde la mentalidad de Cobe y con eso intentamos humildemente crear cualquier cosa, desde sillas hasta planes maestros.
AD: Vuestros proyectos a menudo implican la colaboración con muchos agentes, incluidas las comunidades locales. ¿Cómo os aseguráis de que las voces de estas comunidades se reflejen en vuestros diseños?
Mari Randsborg: Es simple, no vemos nuestro diseño como nuestro diseño. El diseño pertenece a todos los que participaron en el desarrollo. No venimos de lejos e imponemos una visión externa a un lugar. En cambio, nos centramos en comprender la esencia, el carácter y el potencial de un determinado lugar y hacerlo crecer desde cero.
AD: La interacción entre la arquitectura antigua y la nueva es un tema recurrente en vuestro trabajo. ¿Cómo abordáis la conservación e integración de los edificios históricos en los diseños contemporáneos?
Mari Randsborg: Conservar y transformar lo que ya tenemos es esencial: lo existente es significativo y valioso. Sin embargo, detener la construcción de nuevas construcciones no es la solución. No creemos en volver a formas de vida obsoletas, sino en construir un futuro mejor combinando lo antiguo con lo nuevo, aprendiendo del pasado y añadiendo novedades innovadoras.
AD: ¿Cómo ha influido la tradición del diseño danés en el trabajo de Cobe y de qué manera vuestra arquitectura refleja los valores culturales y sociales de Dinamarca?
Mari Randsborg: En Dinamarca, el ser humano está en el centro de todo. Nacemos con una cultura y una mentalidad según la cual todo es valioso solo si se adapta a las personas. El diseño debe ser funcional, fácil de entender y usar; práctico, realista y eficiente; y hermoso, aportando alegría cotidiana para que su uso resulte sencillo. En Cobe, estamos influenciados por la forma danesa de diseñar centrada en el ser humano; no, en realidad no estamos influenciados, es lo que somos.
AD: Los espacios públicos son un foco importante para Cobe. ¿Cuáles creéis que son las consideraciones más importantes a la hora de diseñar espacios destinados al uso público?
Mari Randsborg: Una ciudad no son solo sus edificios, que son solo una colección de casas. Nuestro mayor interés es crear vida entre los edificios, durante todo el día y durante los próximos años. Una parte interesante del diseño público es encontrar el equilibrio adecuado entre lo programado y lo no programado. Vemos espacios sobrediseñados, llenos de actividades para todos y sin espacio para las necesidades personales, la experimentación y el cambio. Las funciones están diseñadas para un uso determinado, lo que hace que los espacios a primera vista parezcan abundantes e interesantes, pero a menudo no se valoran y no resisten la prueba del tiempo. Y vemos espacios que están poco diseñados, que están demasiado vacíos y son difíciles de captar o de interactuar con ellos. Por supuesto, estos están abiertos a cambios posteriores y nuevas necesidades, pero en el presente a menudo están muertos y sin uso.
AD: De cara al futuro, ¿cuáles son los próximos proyectos o tendencias en arquitectura que más os entusiasman?
Mari Randsborg: Todos los proyectos o tendencias que intentan algo nuevo. El mundo está en cuestión, la industria está en cuestión y necesitamos urgentemente nuevas formas de abordar el entorno construido. Nadie tiene la solución. Estamos en una época de experimentación, ensayo y error. La industria de la construcción es notoriamente mala para el cambio: todo está configurado para hacer exactamente lo mismo que hicimos ayer para mantener el riesgo bajo. Lo “nuevo” requiere coraje y lo que más me entusiasma es cuando alguien –ciudadanos, desarrolladores, municipios, ingenieros, arquitectos– muestra el coraje de romper con la norma y adoptar algo nuevo.
AD: Por último, ¿qué consejo daríais a los arquitectos emergentes que buscan tener un impacto en el campo del diseño urbano y la arquitectura?
Mari Randsborg: No siento que pueda dar ningún consejo, ¡necesitamos su consejo! Nacieron para cambiar, nacimos para encajar (encajar en una industria de la construcción que ha seguido las mismas reglas durante décadas). Los arquitectos de todo el mundo a menudo comparten una especie de estética similar: en términos generales, estamos de acuerdo en lo que es bello y duradero y lo que no. Pero hoy conocemos a muchos arquitectos jóvenes que tienen una visión totalmente diferente de la estética: la belleza se define no solo por la apariencia, sino por su contribución al bien común. Mi consejo para ellos sería que adopten este espíritu y desafíen el status quo. Su visión y coraje son cruciales para dar forma al futuro de la arquitectura.
Fuente: www.revistaad.es
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