El régimen se refuerza a medida que la crisis debilita a los más vulnerables, levantan dos metros sus tapias, contratan sofisticados sistemas de seguridad, se hacen guiños de complicidad para saberse los más fuertes, para saber que los demás vendrán a ayudar cuando estalle el caracazo, cuando la gente baje de los riscos, de Ciudad Alta y se rebele ante tanta ignominia. Mientras llega, no pasa nada si se hunden cada día un poco más los más débiles. Si pierden el último de los subsidios reciben una carta como la que tenemos en nuestro poder: "Se le comunica que está sin cobertura sanitaria" (...) "se le reclamará el importe de cualquier asistencia sanitaria prestada en la red del Servicio Canario de Salud". Es la fría y desafiante carta que están recibiendo los parados canarios que pierden el último subsidio de desempleo. Se quedan fuera de este mundo, fuera del Estado del Bienestar, sin derecho a enfermar, salvo que tenga dinero suficiente para costeárselo con lo que ya no llega porque se acabaron las ayudas públicas. No es país para pobres. Es país para corruptos, sólo para corruptos.
Fuente: Canarias Ahora