Revista Religión

Cobradores de micro, pobres parias del perú

Por Joseantoniobenito

COBRADORES DE MICRO, POBRES PARIAS DEL PERÚ

POBRES PARIAS DEL PERÚ

Así lo sentí al ver la cachetada que una dama propinó al cobrador de
bus este martes 1 de agosto. La línea no tiene la menor importancia,
tampoco la zona o la hora. Y menos si tuvo razón o no. ¿Por qué
arrancó casi sin avisar y por poco se cae? ¿Por qué cerró la puerta y
casi le pilla una prenda o parte de su cuerpo? Todo es posible en el
caos desalmado del tráfico en Lima. ¿Qué pedir al chofer-cobrador que
semejando un pulpo conduce con una mano, cobra con la otra, mira por
la derecha y de reojo por la izquierda…¿Y se extrañan si hay
pisotones, choques? Pero mi amigo el cobrador anuncia cantando las
estaciones, saluda uno a uno al tiempo que solicita la moneda por el
pasaje; intento ponerle la mejor de mis sonrisas y decirle "ánimo, no
pasa nada, sigue adelante". De hecho el cobrador de mi bus tan sólo
respondió con un "¡disculpe, señora!" y contempló el exterior por la
ventana. Recé por él, por su familia (por su edad podría ser padre),
por su mejora, por todos los que íbamos en el trolebús.
¿No es posible tratar con dignidad, con humanidad, con simpatía a
estos héroes anónimos, nuevos esclavos de una sociedad de descarte
inhumana? ¡Cómo me gustaría conversar con los responsables de la
empresa, las autoridades del Municipio, expertos, para lograr una
ciudad habitable!
Mientras tanto procuro respetar subir por donde indica SUBIDA, bajar
por la BAJADA, llevar listo mi sencillo para pagar puntualmente,
sonreír a mi amigo y hermano cobrador en el que cobra vida el Dios que
se encarnó, Jesús Salvador.
¡Cómo cambia el bus cuando ingresa un niño! Desestresa el aire
enrarecido con su espontaneidad y su sonrisa. No queda otra. ¡Si no os
hacéis como niños…Lima será un infierno!

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