Coco y el Monstruo de las Galletas cumplen años

Creo que cualquier persona que lleve un 3 en las decenas de su edad no tendrá ninguna duda de lo que significa Barrio Sésamo. Muchos de ellos hemos crecido con este curioso y educativo barrio plagado de muñecos de peluche que tenían vida propia y nos enseñaron cosas tan didácticas como los colores y los números, conceptos como delante y detrás y valores como la amistad o la generosidad. 
Disfruté de Barrio Sésamo en mi infancia y lo estudié en la facultad de periodismo como un hito en la historia de la televisión con fines educativos. Pues hoy cumple nada menos que 43 años de vida. 

Fue el 10 de noviembre de 1969 cuando la cadena pública estadounidense NET, hoy conocida como PBS, emitía el primer capítulo de Barrio Sésamo. La persona que ideó Barrio Sésamo fue una productora de televisión llamada Joan Ganz Cooney. Joan quería ayudar a alfabetizar a los niños de entre 3 y 5 años de las clases sociales más bajas y que no tenían acceso a una buena educación. Para ello pensó a aprovechar el efecto "adictivo" que tenía la televisión y atraer a los más pequeños para entretenerlos pero a la vez educarlos. 

La idea de Joan fue tomando forma gracias a la colaboración de Gerald Lesser, psicólogo, y Lloyd Morrisett, miembro de la Fundación Markle, una asociación sin ánimo de lucro dedicada a velar por el acceso de todos a la tecnología y la comunicación. Las ideas se materializaron gracias a Jim Henson, quien dio vida a los teleñecos.

Los primeros capítulos de Barrio Sésamo duraban una hora aproximadamente. Con la ayuda de los simpáticos muñecos y personas de carne y hueso, entre ellas algún invitado famoso el programa enseñó a los niños infinidad de conocimientos. 

Su sencillez y su efectividad convirtieron a Barrio Sésamo en un programa revolucionario que llegó a más de 120 países y del que se rodaron miles de capítulos en Estados Unidos y en sus versiones territoriales. 
A España llegó en 1979 primero doblando los capítulos originales para más tarde adaptarlo a nuestra cultura de la mano de la famosa Gallina Caponata. 

Me debo estar haciendo mayor porque pocos programas y series infantiles actuales me convencen como aptas para mis hijos. Demasiada agresividad, mensajes dirigidos a niños con tintes adultos y otras opiniones que no es el momento de explicar. Cuando recuerdo a Coco, el Monstruo de las Galletas, la Rana Gustavo, Epi y Blas y todos sus amigos, me alegro de haber compartido con ellos mis ratos televisivos infantiles. Gracias a Drácula aprendí los números y me quedó grabado a fuego qué era estar lejos y estar cerca, gracias al desgarbado Coco. Así que desde aquí mi pequeño homenaje a todos ellos.