Una constante del mes de enero, es que los estudios tiran todo aquello que no puede competir con las grandes producciones (con excepción de algunas películas nominadas). Si tuviéramos a Jack Ryan en el verano, sería literalmente aplastado por el pie de Godzilla. Es entonces que tenemos este tipo de películas que sirven para recordarnos en que época del año nos encontramos.
El actor Chris Pine es un joven que ha encontrado refugio en este tipo de cintas, porque hace uso de su capacidad para correr, luchar, gritar y más correr. Por supuesto, que viéndose lo mejor posible en el intento. Lo que viene a ofrecer con su Jack Ryan es otro personaje genérico que aparenta ignorancia y que conforme transcurren la trama se vuelve un experto tipo navaja suiza.
En este tipo de historias, debemos de tener una gran amenaza que movilice a nuestra protagonistas. ¿Y quienes son los que amenazan la paz del mundo esta vez? Se preguntarán. Pues si son nuestros camaradas rusos, que de nuevo intentan arruinar a nuestros vecinos del norte. Al menos admito que su idea es medio original con su plan de destruir la economía, aunque nunca llegue a comprenderlo. De lo que no es tan original es planear un ataque terrorista. ¿Cómo logran llevarlo a cabo con tanto espionaje telefónico y cibernético? Ni idea.
El chiste es que nuestro protagonista Jack Ryan tiene que descubrir los archivos secretos del villano, haciendo uso grandes habilidades, entre ellas ser un inepto para mentir a su novia. Es así que tenemos la presencia de Cathy Muller (Keira Knightley) en el lugar de la acción , para… bueno, ¿deberás quieren que les explique para que sirven los familiares en estás películas? Si adivinaron secuestro, pues sí, es para eso. Todo esto no lo hago para arruinar su experiencia, si no para indicar lo predecible que se vuelve el libreto de Adam Cozad y David Koepp.
Conforme avanzan los minutos se vuelve un juego de llenar la lista de todas las fórmulas existentes, que incluyen la súper capacidad de Jack Ryan para ser el agente más competente de toda la CIA. Es más, después de que Thomas Harper (Kevin Costner) recluta a su nuevo conejillo de indias, ya no entiendo su función en todo esto. La participación de Costner es un desperdicio. Me imagino que ha de estar difícil encontrar papeles decentes en estos tiempos.
El director Kenneth Branagh sigue al pie de la letra todo lo que esta tipo de cinta debe tener y es por eso que termina en el olvido. Su mayor contribución es un final en donde me eche a reír debido a la física empleada en una camioneta sumergible en tiempo récord. Hay detalles que se han vuelto una costumbre, como el que exista interferencia en los aparatos cuando más se le necesita, según que para generar suspenso. Ya para lo único que sirven dichosas escenas es para esperar a que terminen para ver si existe algo más interesante.
Es decepcionante que un personaje con cuatro versiones a cuestas no logre tracción, porque esta vez el equipo creativo le faltó precisamente creatividad. Es inútil justificar una película mediocre , cuando ni las fórmulas establecidas como James Bond se han salvado de tener que hacer cambios. Ya no creo que se atrevan a realizar una secuela, ni mucho menos viendo los ingresos que han tenido en taquilla.
Con algunas muy buenas películas en cartelera, es comprensible que salga desapercibido Jack Ryan. Dependiendo de sus exigencias, puede que salgan satisfechos. Aunque no culpo quienes desprecian una versión que Hollywood no ha podido, sabido, o de plano no le importa. Simplemente la cinta es un desperdicio de tiempo.