Revista Libros
J. M. Coetzee.Las manos de los maestros.Ensayos selectos I y II.Traducción de Javier Calvo Perales.Literatura Random House. Madrid, 2016.
“La función de la crítica viene definida por el clásico: la crítica es aquella que tiene la obligación de interrogar al clásico”, escribe J. M. Coetzee en uno de los veintisiete ensayos que reúnen los dos tomos de Las manos de los maestros, la colección de ensayos selectos que publica Literatura Random House con traducción de Javier Calvo Perales.
Y eso justamente, una interrogación con los clásicos y los modernos, es lo que ofrecen estos textos, extraídos de prólogos o de las colaboraciones críticas de Coetzee en New York Review, algunos de ellos recogidos ya en versión española en las recopilaciones Costas extrañas y Mecanismos internos.
Un diálogo múltiple con distintas voces y con distintas tradiciones, no sólo con la literatura inglesa o norteamericana, también con la de una Europa marcada por dos guerras mundiales -Joseph Roth, Italo Svevo o Robert Musil por la Primera; Sándor Márai, Irène Némirovsky, Samuel Beckett o Zbigniew Herbert por la Segunda- o con la literatura en español, representada aquí por el Juan Ramón Jiménez de Platero y el García Márquez de Memoria de mis putas tristes.
Y esa conversación no sólo la establece Coetzee con la novela o el relato, que son los géneros en los que se proyecta su actividad crítica de manera prioritaria. Hay también ensayos sobre poetas como Hölderlin, Whitman, Eliot, Herbert o Les Murray.
En ellos, la mirada aguda y el análisis incisivo de un Coetzee que habla desde el interior de la literatura proyectan una nueva luz sobre las obras que comenta: La noción de clásico a través de Eliot, Virgilio como constructor de la identidad europea, un recorrido por la vida y la obra de Whitman, los biógrafos de Faulkner, ocho maneras de mirar a Beckett, Musil o el enfrentamiento entre el escritor y su época, Svevo y la insatisfacción, los cuentos de Joseph Roth, Hölderlin y el papel del poeta en tiempos de ignorancia o la relación con los traductores de sus novelas.
Esas son algunas de las etapas de un itinerario crítico riguroso en el que Coetzee indaga con frecuencia en las relaciones entre la biografía y la escritura o traza un mapa moral, no sólo estético, de la literatura y del compromiso del escritor con su tiempo y de su valor testimonial frente a la barbarie. Porque –escribe Coetzee- “lo clásico es aquello que sobrevive a la peor barbarir, aquello que sobrevive porque hay generaciones de personas que no pueden permitirse ignorarlo.”Santos Domínguez