A los progresistas universitarios les parece oportuno hacer burla de quienes profesan la fe cristiana, y preparan una procesión para mofarse del culto católico en la Semana Santa. Es exactamente lo mismo que si alguien defendiese burlarse de los musulmanes, de los adventistas del séptimo día o de los vegetarianos. ¿Merece alguien el insulto o el desprecio por sus creencias?. La respuesta no es fácil, diga lo que diga la Constitución, pues puede hacerse acreedor a ello si se aparta de lo políticamente correcto, o de la moda ideológica. Personalmente defiendo la libertad de expresión por encima de todo, y el derecho a la crítica, aún no exenta de ironía. El problema es la diferencia con un sarcasmo que no parece éticamente tolerable. Lamentable.