"¡El cuchillo, con la izquierda!" - " Pero... ¿quieres quitar los codos de la mesa?" - "Cierra la boca al masticar..." - "No se canta en la mesa".... Seguro que más de un@ tenéis en el recuerdo cómo, día a día, los progenitores nos machacaban con este tipo de frases a la hora del almuerzo (los pobres..., ¡Qué paciencia la suya!). Y no sabemos por qué, pero la cena solía ser más liviana en este sentido. Estarían agotados con tantísimo interés en lograr que sus niñas tuvieran buenos modales y supieran comportarse correctamente... ¡Y hay que ver lo que nos fastidiaba! No hacíamos ni pizca de caso, todo hay que decirlo, pero la insistencia fue minando y minando y minando... ¡Y ahora comemos perfectamente! ¡Ya se nos puede sacar!, que dirían ellos... Y, ¡cómo no!, hemos heredado ese interés por que nuestros niños hagan lo propio y cojan los cubiertos, entre otras cosas, como es debido.
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Y, como podéis imaginar, y siguiendo la "tradición", nuestros retoños no hacen ni caso... ¡Pero ganaremos!