Revista Opinión

¡ Cógela, cogéla !.. y que no se congele lo sórdido del comentario en el tórrido escenario

Publicado el 07 enero 2018 por Solitarios Invisibles @belzinvisible
¡ Cógela, cogéla !.. y que no se congele lo sórdido del comentario en el tórrido escenario

Una "persecución" urbana sin riesgo de no obtener la "captura" .. que vuelve a ser fácil pero no gratuita.

Cuando se es testigo curioso y poco participativo, aunque peligrosamente observador de lo que sucede en la noche de algunas enclaves conocidos popularmente como paraísos tropicales del "descanso" caribeño, el ocio turístico, bordeados de playas de aguas cristalinas y arenas blancas, olvidamos que también esconden nichos descubiertos de una oferta joven y rota, triste, humillada, necesitada y humana que no podríamos llamarla a dirigirla de un encuentro y placer mutuo, sino más bien de bochornoso y triste espectáculo cuando las aprendices de meretrices que prometen ser inexpertas para los más crédulos aspirantes a robar lo que poco queda de sus inocencias, desgraciadamente ya perdidas en un sórdido lugar, en el que un sucio jergón mantuvo impreso el inicio de una herida abierta sin caducidad, máxime cuando la

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irresponsabilidad amanece poco después con una criatura más en un acta de nacimento al que le puedes elegir fecha, y que inexorablemente perdurará para siempre, causando un estigma muy habitual, característico y difícil de erradicar en la que se da por hecho y se acepta a tan temprana edad, tener un inocente vastago, retoño al que jamás se le podrá alimentar con la leche materna concebida en la libertad de sus actos, y que siempre servirá de pretexto para hacer lo que se hace y nunca por entrega voluntaria al indomable sexo de alquiler que prolifera más de lo imaginable, y al que poca atención se presta por parte de quienes deberían velar para limitar los excesos a los que se han visto abocados, una juventud descontenta, insatisfecha, dolorida y desfigurada con una crudeza que poco se tiene en cuenta.

Aparecen por las esquinas compartidas con malandros de pacotilla, con menos de veinte años las que más y una falsa alegría, muchas drogadas y bebidas, dispuestas a tentar las convicciones morales, a jugar con ser mujeres envejecidas, mal pintadas por una brocha de agonía, dispuestas a todo por un puñado de dólares, pesos o euros. Conocen bien las cotizaciones de las divisas, pero no se conocen así mismas. Han dejado de ser niñas y se han convertido en las amazonas de la ira, de la perversidad, del celebrar haberle sacado algo más al gringo, de prometerles amor eterno, de sonsacarles una promesa en un momento de placer, gozo y un éxtasis desconocido. Se han convertido en "sanguijuelas" indefensas de las oportunidades, ya que en el fondo carecen de todo, de aquello que nos sobra a nosotros y que nos cuesta repartir por haberlo conseguido en una riña competitiva, en los países de origen que buscan recomponer los amaneceres neutros de los negocios más insatisfechos de la vida.

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Deambulan éstas chicas, jovencísimas, por calles, plazas y bares al ritmo de merengue, salsa y bachata, paseando sus cuerpos ajustados en uniformes de tubo con estridente colorido, con cabellos lacios que han desenredado y que han conservado en redecillas o "tubis", dejándose caer junto a hombres de tez blanca, no importa la edad salvo que el precio para contarla con paciencia sea abultada en la billetera, y pueda abrirse con la facilidad de una sonrisa o una provocativa mirada, anunciando que lo hacen por necesidad, no por seguir esclavizadas cuando la realidad apunta que nacieron así con las imprescindibles carencias debajo del brazo, que les obligará más pronto que tarde a buscar el sustento que encontrarán en esos personajes grises y solitarios, que disimuladamente las miran cuando caminan contoneándose por el escaparate o la pasarela de la vida cuestionada y a nuestros ojos poco ejemplar. Y es ahí cuando en la observancia domesticada, educada de no juzgar anticipadamente a nadie, te das cuenta de esa imperturbable ley del mercado, que sigue siendo la del equilibrio voluntario, para hacer que no trascienda lo que pueden sentir esas criaturas cuando yacen con una fallida naturalidad, esperando que el milagro se produzca en ésta o en la próxima noche, cuando las estrellas sigan brillando y sus ilusiones irrecuperables se marchiten con la misma rapidez que dura el soplo fingido de un polvo en un eterno y cálido verano.

¡ Cógela, cogéla !.. y que no se congele lo sórdido del comentario en el tórrido escenario

Desde cualquier tórrido lugar soleado, nuboso, lluvioso, sin intención de proferir lamento, justificación y rechazo alguno por quienes han cosechado y dedicado su desgracia a una ignorancia premeditada y admitida como forma de vida, entre la carcoma de una "cultura" de dejadez, promiscuidad y desamparo, que les han conducido a que la vergüenza de la hipocresía no se encuentre en el diccionario, hoy se ofrece a nuestros lectores una visión realista y sin maquillar de la otra cara entrampada que tiene la existencia de una calcomonía rasgada de la miseria, que desea mostrarse parentemente feliz en los confines del Caribe más profundo, sinuoso y sutíl que se retrata en blanco y negro.

La necesidad cuando llama hay que atenderla con resolución ni condicionantes de doble moralina, cuando se lamenta empieza la autocrítica y cuando no se puede satisfacer, la revolución vengativa crece en las mentes que nunca dejaron de ser cobardes, simplemente se adaptaron a un "modus vivendi "de hace siglos, desde cuando al galope los "conquistadores" españoles, hoy turistas, perseguían a las mujeres al grito de "cógela, cógela.." es tuya, aunque ahora son ellas las que manejan las riendas de sus debilidades con la suerte de creer que hay leyes establecidas en el país que "negligentemente" les protegerán de la realidad del cuento sin final que procuran terminar sin leer a todas horas del día.

Cógela : Adquirir, Lograr, Mercar, Comprar, Apropiarse, Cazar, Conseguir, Obtener, Agenciarse, Apoderarse, Pescar, Procurarse, Atrapar, Alcanzar, Lucrar.


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