Sugerida por... Angélica Hernández
Muy pensativo.
Con el adjetivo cogitabundo, del latín cogitabundus "pensativo", se nos brinda una forma de lo más original para calificar a una persona meditabunda, muy pensativa, que reflexiona en silencio con intención de profundizar en sus razonamientos...
Seamos francos, en el lenguaje cotidiano no es muy habitual oír o leer el término, que es un bello cultismo reservado casi exclusivamente al mundo de la literatura y los poetas...
Algunos ejemplos:
“…El joven era de mediana estatura, de facciones regulares y un tanto cogitabundo. …”
El texto pertenece a La Emancipada, obra del poeta ecuatoriano Miguel Riofrío (1822-1879).
César Abraham Vallejo Mendoza (1892-1938, poeta y escritor peruano) escribe en Sermón sobre la muerte.
“…De esta suerte, cogitabundo, aurífero, brazudo; defenderé mi presa en dos momentos, con la voz y también con la laringe, y el olfato físico con que oro y el instinto de inmovilidad con que ando, me honraré mientra viva – hay que decirlo; se enorgullecerán mis moscardones, porque, al centro, estoy yo, y a la derecha, también, y, a la izquierda de igual modo. …”
Francisco de Asís León Bogislao de Greiff Häusler más conocido como León de Greiff (1895-1976) uno de los poetas colombianos más destacados del siglo XX, escribe en Plegaria a Poe (rapsodias de antaño):
“…Donde se ve su tumba cerca del mar sereno, bajo del cielo torvo donde tu estrella arde!
Llévame a ver el cuervo. Llévame a ver el cuervo cogitabundo y hosco llévame a ver el cuervo -sobre el busto de Palas- que en su trágico orgullo te azotó con sus alas!
Llévame a ver el cuervo, cogitabundo y fosco,...”
Terminamos con un fragmento de La llamarada, obra del novelista puertorriqueño Enrique Arturo Laguerre Vélez (1906-2005):
“…Yo permanecía cogitabundo, a la sombra del mango. Dentro de poco, los hombres y los mozalbetes se sentarán sobre alguna piedra o raíz a engullirse el almuerzo: vegetales con bacalao y aceite, arroz con habichuelas…”
Por cierto, la imagen que hoy ilustra nuestro texto es la escultura de El Pensador, de Auguste Rodin.
¡Hasta la próxima disquisición! ;-)
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