Hay dos tipos de películas: las que se ven para dejar la mente en blanco y las que te dejan el cerebro frito. Coherence es de las del segundo tipo.
La sensación que uno experimenta al acabar su visionado es similar a la que debió de sentir Alex, el personaje interpretado por Malcolm McDowell en La Naranja Mecánica, en la famosa escena del lavado de cerebro.
Los guionistas se cocinan un gazpacho con tu hipotálamo durante ochenta y nueve minutazos.
Y atención, detalle importantísimo: Coherence es una ópera prima. Lo digo porque James Ward Byrkit ha entrado por la puerta grande no sólo en la comunidad cinéfila sino en los anales de la ciencia ficción. Salvando las distancias, podría decirse que es un caso similar al pelotazo que pegó Shane Carruth con Primer.Los méritos de James Ward como director no están tanto en el uso de la cámara sino en la sublimación de ésta a favor de los actores (y de éstos a favor del libreto). Y ése es su gran acierto: ha sacrificado la estética y la forma optando por un tratamiento que bien podríamos catalogar dentro del cine dogma (apenas hay música, los diálogos se pisan y algunos ni se oyen, cámara en mano a muerte, iluminación no expresionista, unidad espacio-tiempo) excepto por una cosa: es una historia de género.
Es ciencia ficción pura y dura con la apariencia de una historia costumbrista. En algunos momentos, incluso se destila un ambiente teatral y de improvisación digno de los trabajos de John Cassavetes. Pero esto no es más que un elemento de despiste; tras esta pátina de naturalidad hay un guión de hierro estudiado al milímetro. He escuchado que muchos comentan que hay lagunas en el segundo acto. Para mí es una historia concisa a pesar de su complejidad y, sobre todo, redonda. Y no soy el único que lo dice: el jurado de la última edición del festival de Sitges le otorgó la estatuilla de mejor guión. Por algo sería.
Como veréis, no he soltado ni gota del argumento. Lo prefiero así. No pretendo que esta crítica sea otra cosa más que una invitación a que disfrutéis de la historia de ciencia ficción más fresca y moderna que se podrá ver este año.
Coherence, Los Cronocrímenes y Triangle podrían componer la Trilogía del LSD. Coherence sería el vértice costumbrista; Triangle el terrorífico; Los Cronocrímenes el fantástico. Las tres maravillosas a su manera. Las tres paridas por mentes brillantes. Las tres con efectos drogaínicos en tu cerebro.
Yonkis de la ciencia ficción, tomad nota: borrad el teléfono de vuestro camello habitual y chutaros Coherence, que es la droga que lo peta en todos los cines de Magaluf.