Es complicado mantener la coherencia y la consistencia, sobretodo si miramos comparamos largos tiempos y cotejamos el principio y el final. Veremos que hay variaciones sustanciales entre lo que se planeaba o pensaba en un principio y lo que al final se ha aceptado. Empresas, personas, proyectos y todos pasamos por este proceso y se llama evolucionar, ir de un punto para, a base de experiencia, aprendizaje y vivencias, ir modulando y cambiando nuestra forma de ver el mundo. Decía una pintada de esas reinvindicativas que si de joven no eres de izquierda es que no tienes corazón y si de mayor eres de derechas es que no tienes cerebro. Dejado de lado si los principios a los que apela la sentencia son ciertos, no es menos verdad que todos cambiamos con el paso del tiempo.
Lo que si no puede variar sino es para mejorar es la consistencia. Pensemos lo que pensemos o creamos en lo que creamos hemos de tenerlo bien estructurado para que sea sólido y no se caiga a la primera de cambio. Uno no puede creer en los elefantes rosas sin ningún tipo de discurso que permita sustentarlo, o creer que todos los hombres son malvados por definición si el sustrato teórico que en el que basa no es sólido, o como mínimo, no se trabaja para acumular evidencias que lo soporten.
Soy un fervoroso partidario de la libertad de expresión, te da una magnífica oportunidad de separar a los idiotas del resto de la gente con el simple hecho de dejarles hablar. No es que me moleste que la idiocia campe por sus anchas en este mundo de Dios, yo más de una vez he circulado por sus congestionadas autopistas, pero se me llevan los demonios cuando intentas confrontar las ideas de este grupo cada vez mas mayoritario. Sus respuestas y razonamientos no son más que eslogans que escuchan, que repiten y no son capaces ni de entenderlos, y lo peor de todo, desarrollarlos para conocer su ámbito y alcance.
Por esto creo que una persona que no haya sido coherente no me preocupa si medimos grandes plazos de su vida, otro cantar es que cambiara de valores cada semana, pero una evolución a lo largo de una vida es saludable y necesario para demostrar que al menos hemos vivido. Lo que no consigo entender es como vivimos sin un mínimo de consistencia y vamos aceptando verdades que no resistirían ni el test de Turing.
Me preocupa, y creo que ayudaría mucho a mejorar la consistencia si tuviéramos espíritu crítico y nos preguntáramos si es cierto esto que leo, esto que creo, esto que repito como un loro. ¿No hay nada más rápido que la velocidad de la luz?, ¿Todos los hombres son iguales?, tantas y tantas preguntas que nos podemos hacer, aunque suenen políticamente incorrectas son necesarias aunque sea para concluir que lo que creíamos estaba equivocado, y al final, la tierra no es redonda sino esférica y achatada por los polos. No pasa nada por aprender, no ocurre nada si vemos que hay mejores explicaciones que la nuestra para definir el mundo y podemos tomarlas prestadas para seguir preguntándonos y seguir creciendo como personas.
Película[1]
[1] Judgment at NurembergMartes, 3 Enero, 2017 - 15:07