Hoy tenemos planeado la visita a Coímbra, amanecemos con el cielo abierto por lo que nuestras expectativas son buenas. Un buen desayuno en nuestro maravilloso porche y rumbo a Coimbra. Por el camino el cielo se empieza a cargar de nubes pero no llueve. Hemos leído que si se va en coche lo mejor es dejarlo al otro lado del río, de hecho hay una zona con una gran explanada donde se puede dejar, así es que vamos directos allí y aparcamos.
Coímbra, ciudad universitaria por excelencia por tener una de las universidades más antiguas del mundo y la más antigua de Portugal, dividida por el río Mondego las vistas de la Coímbra alta desde el otro lado del río son geniales, qué decir que se merece una cuantas fotos. Recorremos el margen del río en dirección al centro con la panorámica de la ciudad frente a nuestros ojos.
Nos dirigimos a la oficina de turismo para coger un planito y nos ponemos a andar. Ya sabemos de antemano que aquí es escalada, jajaja, dado que lo conocido como la Coimbra Alta está situado en una colina.
Las primeras gotas del día empiezan a asomar, aunque no de forma intensa, por lo que podemos continuar con el paseo. Coimbra es una ciudad de calles estrechas y adoquinadas, escaleras y arcos medievales. Decidimos ir ascendiendo tranquilamente por sus callejuelas repletas de gente, tiendas....En nuestro accenso una de las cosas que nos llama la atención es una calle cubierta por piezas hechas en ganchillo para dar sombra a la calle, aunque no creemos que lleguen a dar mucha sombra es verdad que llama la atención.
Estamos al lado de la catedral y empieza a llover fuerte, por lo que decidimos meternos a comer, aunque es pronto, pero...de esta forma evitamos la lluvia. Encontramos un restaurante justo al lado de la plaza con un menú por 15€, el cual no está mal, eso sí, fue mucho mejor el de ayer y mucho más barato. Otra cosa que nos llama la atención es que la gente está fumando, cosa que nos extraña dado que ya llevamos mucho tiempo viendo como en prácticamente toda Europa no se puede fumar dentro de ningún establecimiento, pero aquí en Portugal debe ser el propietario el que decide si se permite o no fumar, de hecho después nos damos cuenta que tienen unas pegatinas en las puertas donde indican si el establecimiento permite o no fumar. Curiosidades aparte, después de nuestra comida y dado que ahora sólo chispea decidimos continuar con nuestra visita. Entramos en la Catedral Antigua de Coímbra, de estilo románico, de la cual no podemos decir mucho porque tampoco nos deslumbra, altos techos, grandes columnas, un precioso retablo, pero no es de las más bonitas que hemos visto.
Continuamos nuestro ascenso en dirección a la famosa Universidad de Coímbra, la cual se encuentra en lo más alto de la ciudad y permite una fantástica panorámica de la ciudad y del entorno.
Después de recorrer las estancias de la universidad y mezclarnos con los estudiantes como si fuéramos uno de ellos excepto por las pintas de turistas que llevamos nos dirigimos ha recorrer los alrededores, facultas de medicina..etc. Y nos encontramos con la Nueva Catedral de Coímbra mucho más ostentosa que la anterior, aunque su fachada no lo aparente.
Empezamos el descenso, recorriendo las callejuelas de esta ciudad y las particularidades de la misma. Es destacable la decoración de las fachadas que nos encontramos en algunas de estas calles, las cuales parecen un collage, con bicicletas, latas...nos da la impresión que son casas ocupadas, pero curiosas lo son sin duda alguna.
Pasamos por calles con edificios estrechos los cuales parecen encajados como una pieza de puzzle, y llegamos a la plaza del comercio, una de las principales plazas de la ciudad, la cual invita a tomar un café, una cerveza o lo que encarte. Con comercios, bares y la iglesia de San Bartolomé la cual no podemos visitar porque está cerrada. Un lugar sin duda con encanto.
Como el día nos está respetando y queremos aprovecharlo al máximo, vamos a abandonar esta ciudad que seguro que tiene muchos más rincones por descubrir, dado que nos vamos a saltar la parte baja de la ciudad, pero queremos ir a las Ruinas Romanas de Conímbriga, las cuales se encuentran a 15 km de Coimbra y están consideradas como la estación arqueológica romana mejor estudiada de Portugal. Llegamos a las 18:00 y cierran a las 19:00h, el señor de la puerta muy amable, nos dice que primero visitemos las ruinas y luego el museo, dado que no es muy grande y lo que merece la pena es el asentamiento. Así que emprendemos nuestra visita con el tiempo más que contado, pero hay que decir que aunque no nos pudimos explayar todo lo que quisimos, indudablemente este sitio es de visita obligatoria. Hasta el momento es los asentamientos romanos más grandes y bien conservados que hemos visto nunca, bueno, excepto en Roma, claro está. Las estancias de cómo eran las casas se ven claramente, se conservan las divisiones de los espacios perfectamente, la conservación de los suelos adoquinados es una maravilla, las columnas, los jardines, las calles, sus alcantarillas, incluso los baños, sin duda ha merecido la pena la visita, la pena es que la hayamos tenido que hacer tan rápido. Al museo le dejamos apenas 5 minutos, pero bueno, las ruinas las hemos visitado que era lo que queríamos.
Es increíble, pero ahora que tenemos que retornar para nuestra casa durante estos días, el cielo se despeja mostrándonos los últimos rayos de ese sol que apenas estamos viendo estos días por aquí, en fin, es lo que tiene el tiempo.
De aquí para casa, una rica cena y a descansar para mañana.