
Si antes hacía manada de elefantes para cojines de semillas, ahora me ha dado por los perros cocker.
El otro día os enseñé un par de modelos en azul y hoy elegimos el rosa porque la vida la veo así.
Aunque he elegido las mismas telas, a cada uno les he puesto un botón diferente en la oreja que, por cierto, tiene movimiento porque sólo tiene ese punto de unión.
De todos modos, cada uno tiene su propia expresión, es lo mágico de lo hecho a mano, que nunca salen dos iguales.
Ahora el reverso de cualquiera de ellos.

