Como me ha ocurrido en otras ocasiones, también ahora que hay elecciones en Andalucía me han pedido que colabore con fuerzas políticas.
La candidata de Podemos, Teresa Rodríguez, una persona cuya convicción y compromiso creo que son muy necesarios para Andalucía, me pidió que le ayudara a elaborar su programa económico y a contactar con otras personas que también pudiesen hacerlo. Le ha pasado documentos que he ido escribiendo en estos últimos años y le he informado sobre las que he creído que podrían estar igualmente dispuestas a colaborar con ella. Me pidió también que le diera su opinión sobre el programa una vez que esté finalizado y lo haré con gusto. Por su parte, Antonio Maíllo, coordinador de Izquierda Unida de Andalucía y a quien tengo un gran aprecio, me preguntó hace unos días si yo estaba dispuesto a ayudar a su organización en la elaboración del programa. Le comenté la demanda que previamente me había hecho Teresa Rodríguez y que, no obstante, yo nunca he negado la colaboración a nadie, de modo que si le podía ser útil en algo que me lo pidiera con toda confianza.
No sé hasta qué punto pueda ser valiosa mi colaboración para ambos pero me pregunto cómo es posible que dos organizaciones que, a pesar de las diferencias, recurren a un mismo tipo de personas o ideas para elaborar su programa no trabajan juntas para llevarlo a cabo e ir unidas a las elecciones. Entiendo que haya dificultades pero los animo para que traten de superarlas pronto porque quienes pagan la situación actual son las personas y colectivos más empobrecidos: si quienes quieren defenderlos van cada uno por su lado nunca podrán hacerlo con eficacia.