Tiempo atrás, mi amigo y colega bloguero Jesús López, administrador del blog Extremos del Duero, compartió conmigo una imagen tomada en Trujillo de la portada de la que fuera dehesa de los caballos de la ciudad, en la que se podía apreciar el blasón municipal, observándose curiosamente una versión mariana en la cual la Madre de Dios parece figurar dándole el pecho al Niño. Iconografía, si bien no extraordinaria, sí poco común, que en Extremadura puede admirarse, por ejemplo, en la escultura ofrecida como patrona de la ciudad de Plasencia, bajo el título de Nuestra Señor del Puerto, o en el lienzo que representando a la Virgen de la Leche se conserva en el interior de la iglesia parroquial de la Consolación, en Arroyomolinos, tal y como ofrecimos en agosto de 2.012 desde este mismo blog.
Paseando recientemente por las calles trujillanas, caí en la cuenta del generoso número de escudos municipales que pueden apreciarse entre las vías y rincones de Trujillo, pareciéndose adivinar dentro de unos de estos blasones otro relieve mariano basado en el amamantamiento de Jesús sobre los muros de la iglesia de San Pedro, observación que quise compartir con mi colega. Verificada finalmente la inexistencia de tal expresión artística en mencionada obra, aprovecharía la ocasión para compartir con él la pequeña colección fotográfica que pude formar basada en tales emblemas municipales, sumando ocho más a la serie iniciada por Jesús con el ejemplar de mencionada dehesa comunal, revelándose el casco urbano trujillano como uno de los enclaves municipales extremeños de los que entre sus rincones más ejemplares de escudos locales históricos pueden descubrirse.
Ojeando las imágenes, Jesús caería sin embargo en un detalle nuevo: la amplia figuración de troneras de cruz y orbe en muchos de los relieves donde, figuradamente, se representa la plaza fuerte trujillana supeditada por la Virgen que, legendariamente, apareciese milagrosamente sobre los contornos de la población en el momento de su reconquista definitiva en 1.233, a manera de auxilio hacia las tropas cristianas de Fernando III de Castilla. Bautizada así como Virgen de la Victoria, sería ésta el posterior germen de la advocación mariana tomada como patrona del lugar. Troneras de cruz y orbe de las que nos hablará Jesús a través de un reciente artículo que os invito a descubrir, mientras os dejo con la pequeña colección de escudos de la ciudad que pueden fácilmente atisbarse mientras se pasea por entre las calles y contornos de esta joya urbana extremeña, acertadamente declarada Conjunto Histórico-Artístico mediante decreto 2223/1962, de 5 de septiembre de mencionado año.
http://extremosdelduero.blogspot.com/2022/02/las-troneras-de-cruz-y-orbe-en-los.html
Arriba y abajo: ocurrido el milagroso suceso, al parecer, sobre la portada conocida hoy como del Triunfo (arriba), donde la legendaria intervención mariana ayudase a las tropas cristianas, como la nomenclatura indica, a tomar definitivamente la ciudad frente a los musulmanes el 25 de enero de 1.233, se conserva en la cara interna del posterior arco gótico de acceso una hornacina ocupada por una escultura labrada en la segunda mitad del siglo pasado de la que fuese bautizada como Virgen de la Victoria, advocación mariana que en Trujillo se forjase a raíz de tal presunto acontecimiento vinculado con este punto del entramado urbano trujillano, instalado primitivamente un lienzo que a partir del siglo XVI reflejase una iconografía ya dispersa por la ciudad a través del blasón que se diseñase como escudo de armas de la ciudad, conservado el más antiguo de entre los múltiples blasones municipales que campan entre las calles y recovecos de la población en la cara intramuros del denominado como arco de Santiago (abajo), por su conexión con la iglesia dedicada a tal apóstol, adivinándose en éste, fechado en el siglo XIV, una esquemática imagen mariana dentro de lo que fuese una estructura castrense, observándose por el contrario sobre la portada inscrita a los pies del templo de románicos inicios anexo, en el considerado segundo más antiguo escudo municipal, la ya característica simbiosis entre María y la ciudad fortificada (abajo, siguiente), con la Madre de Dios centrando el relieve, elevadada sobre un recinto amurallado y abrazada por dos altos torreones.
Abajo: fuera del recinto amurallado, en la neurálgica Plaza Mayor de la ciudad, puede observarse sobre la portada principal de la emblemática iglesia de San Martín el primero de los variados escudos municipales que podremos apreciar paseando entre las vías históricas de la ciudad extramuros, apareciendo enmarcada por un alfiz y sobre el escudo del obispo Pedro Ponce de León inscrito en la portada renacentista de los pies de mencionado templo, el blasón cuyo flanco inferior queda oculto bajo el remate circular que corona el frontón que supedita la puerta de mediodía del monumento (abajo), inscrito también dentro del alfiz que circunda la portada de entrada al templo dependiente del convento de San Pedro un nuevo ejemplar heráldico (abajo, siguiente), en el lateral de la epístola de tal capilla datada en el siglo XVI, dando por su parte a la cercana calleja de San Gregorio, en su apertura hacia la plazuela del Prior de Quiroga, un nuevo escudo municipal coronado con remate pétreo, inmerso en los muros del que fuese convento de Santa Clara, fundado en 1.533 y hoy Parador de Turismo, en la unión de éste con la que fuera iglesia del cenobio y templo de San Clemente (abajo, tercera imagen).
Abajo: dirigiéndonos hacia el Sur de la población, consta la portada de la iglesia adscrita al que fuera convento de San Francisco, abierta a los pies del templo, de una cuidada decoración de base renacentista donde destacan, enmarcados por un alfiz y en derredor de una hornacina ocupada por la escultura del santo titular, los escudos imperial y de la ciudad, siendo este segundo (abajo), posiblemente, el ejemplar más rico en cuanto a ornamentación de los conservados dentro de la localidad, destacando en derredor de las figuras de que se compone el mismo, un acompañamiento coronado por un querubín, sitos seres mitológicos propios del plateresco entre las esquinas, labrado un mascarón bajo las murallas de la ciudad, descubriéndose a no mucha distancia, sobre la portada de acceso al actual edificio consistorial trujillano, antigua alhóndiga del lugar, el escudo que a partir de 1.566 diera la bienvenida al pósito de la localidad (abajo, siguiente), desde 1.888 al palacio concejil, elaborado en un estilo renacentista mucho más sobrio que el expuesto en el ejemplar anterior.
Abajo: abandonando el centro histórico trujillano, inscritas en los derredores del mismo quedaban las conocidas como Dehesas de los Caballos y de las Yeguas, sita la primera junto a la carretera de Madrid, abierta la segunda en las inmediaciones de la carretera de Cáceres, dotadas ambas de portadas aún conservadas en cuyos frentes figurarían, en sendos casos, el escudo municipal junto al real del momento de edificación, imperial de Carlos I en el caso de la Dehesa de los Caballos, fechado en 1.535 y colocado entre los blasones del municipio y de los Vázquez de Cepeda (abajo), figurando en el edificio de la Dehesa de las Yeguas el escudo de Felipe II a la siniestra, el municipal a la diestra (abajo, siguiente), datados en 1.576 y formando parte de un excelente diseño renacentista que acoge el posiblemente más alejado de los ejemplares de armas del concejo trujillano que pueden atisbarse dentro del casco urbano de la localidad, si bien a varios kilómetros de distancia hacia el Noreste, sobre el río Almonte y actual límite fronterizo entre los términos municipales de Torrecillas de la Tiesa y Jaraicejo, sorprende sobre el conocido como Puente del Cardenal, en el templete erigido frente a la rampa destinada a uso ganadero y punto de unión entre las dos fases constructivas del bien (abajo, tercera imagen), un nuevo ejemplar de armas trujillano fechado en el siglo XV y cumplimentado con el real de Felipe IV en el siglo XVII sobre él, hablándonos de la vinculación del inmueble con el concejo trujillano, comprometido con su construcción mediante escrito fechado en 1.460, dependiendo del viaducto para su conexión con Castilla y Madrid, declarado recientemente, en 2.019, Bien de Interés Cultural mediante Decreto 172/2019, de 5 de noviembre.