Durante las últimas décadas, uno de los principales motores de la prosperidad económica mundial fue el aumento de la deuda y de la estructura financiera del esquema Ponzi. Gran parte del crecimiento producido desde los años 80 pero, sobretodo, desde los años 90, estuvo impulsado por las generosas líneas de crédito que los gobiernos, las empresas y los consumidores emplearon siguiendo ese esquema. Pues bien, el colapso del esquema ponzi y de su banca en las sombras, ha comenzado a hundir a Estados Unidos.
Con el esquema ponzi, una gran cantidad de personas estiraron la deuda hasta esos límites asfixiantes que la reventaron. Para muchos, el endeudamiento permitió la mayor fiesta en la tierra, tal como aquella de “los años locos”, nombre que se da a ese período de derroche desatado en los años 20 del siglo pasado, y que terminó abruptamente con la Gran Depresión iniciada en 1929. En aquellos rugientes años, el optimismo de inventos como el avión y la radio generaron un nivel de endeudamiento colosal destinado más al derroche que a las inversiones. De ahí que una de las causas de aquella crisis se le endosa al frenazo que se le dio al crédito y al fuerte incremento en la tasa de interés establecido por la Fed como una manera de contener el despilfarro. Ya sabemos como terminó aquello, cuando la economía entera se desplomó y tomo diez años y una guerra mundial para recuperarse.
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