La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha denunciado que hace unos meses fue “víctima del acoso” de dos altos cargos de la judicatura, de los que no da nombres, que le dijeron en Madrid, tras un acto oficial, “que yo estaba muy buena y que podíamos hacer cosas”.
Resulta que el galanteo, el halago e incluso la intención de coligar con una pequeña grosería o expresión de mal gusto son persecución. Ya nadie puede acercarse a una mujer para establecer una relación sin que se le tache de acosador.
Sin eso, nadie hubiera nacido. Tampoco los personajes históricos y novelescos, desde los enamorados de Aspasia de Mileto, de la concubina Yang Yuhuan, o Don Quijote de Dulcinea. Quizás por algo de eso estamos en la situación que expone la tira de Salas que aparece abajo.
Acosadores, aunque olvidamos a esas mujeres, la divina Ava Gardner, que envuelven hombres con invisibles hilos de seducción, y que hacen de ellos polichinelas.
Colau no es una seductora. Su tardía confesión... PULSE EL ENLACE DE ABAJO PARA SEGUIR LEYENDO Y VER A SALAS...