Sin dejar de ser la cuarta ocupante desastrosa y consecutiva de la alcaldía de Barcelona, y confirmar día a día que como gestora pública es un desastre, al querer ampliar la zona de sus objetivos Ada Colau está demostrando que lleva al absoluto exceso algo que hacen muchos políticos, como Angela Merkel, aunque esta en concreto lo haga con mucha más inteligencia: apuntarse a aquello que cree que le va a dar más votos, aunque se trate de reimplantar la quema de brujas.
Resulta que alguien que lo único que ha demostrado hasta ahora como Alcaldesa es ser igual o peor gestora pública que sus predecesores y que lo único que domina es la demagogia, se plantea otros horizontes como la Generalitat y quién sabe si la Presidencia del Gobierno, y la mejor prueba de que es así es que ha declarado repetidamente que sus objetivos se limitan al Ayuntamiento, cuando estos días está haciendo campaña con Podemos en Galicia y Euskadi… y mientras los manteros, y los demás problemas, bien, gracias.
El numerito que montó con su asistencia a la manifestación de la Diada fue demencial, llevando sus niveles de ambigüedad y demagogia al tope máximo. El programa de humor Polonia de TV3 lo reflejó de manera genial en una escena en que su mano derecha, el concejal Pisarello, casi se mata al tirarse en plancha para evitar que un manifestante tome una foto de Colau con una estelada.
Esta semana, entre otras ha cometido dos barbaridades sonadas. La primera es que siguiendo su tendencia destructora ha cancelado un proyecto sobre ciudades inteligentes generado en el último Mobile World Congress para crear un centro sobre Smart Cities en Barcelona con la colaboración de dos importantes compañías. Aparte lo absurdo de acabar con un proyecto que no suponía ni mucho menos una inversión elevada, me temo que esta burrada es como un anticipo que se encuadra en la locura obsesiva de Colau por cancelar también el propio Mobile World Congress.
La segunda ha sido la reacción, modelo de demagogia de la peor clase, de la señora ante un caso de desahucio que puso en la calle a una mujer con tres hijos en Sants, y aunque el hecho era realmente deplorable empezó a disparar contra Mossos y Generalitat, bajo el claro supuesto que ella es el único ángel de la guarda de los amenazados de desahucio, pero a pesar de sus esfuerzos los demonios de los Mossos y la Generalitat acabaron ejecutando el desalojo. Solo de pasada y con posterioridad al primer disparo mencionó la Ley de la Generalitat rechazada por el TC que pretende aplicar una normativa civilizada a los desahucios y el hecho que el gobierno del PP, a pesar de todas las presiones, incluidas las muy bien ejecutadas por la propia Colau desde la PAH, se niega a cualquier modificación que sea más importante que el barniz muy suave que aplicaron. Estaba claro que la demagogia de Colau apuntaba a Mossos y Generalitat. Para completar el desaguisado Colau demostró una vez más su nula categoría denunciando a Mossos y Generalitat a través de Twitter y los primeros respondieron por la misma vía aclarando que ellos están obligados a cumplir las órdenes del juzgado y a proteger a sus funcionarios, pero como Colau siempre debe decir la última palabra añadió un par de toneladas de demagogia más en un par de Twitts adicionales.
Antes de continuar con la descripción del culebrón recomiendo leer el artículo de Joan Queralt, catedrático de Derecho de la UB que adjunto a continuación, publicado en El Periódico, porque en primer lugar explica que en España se mantiene una Ley hipotecaria de ¡¡1909!! que además ha sido declarada como contraria al derecho de consumo europeo, sigue con una crítica al culebrón Colau y finalmente lo compara con Doña Carmena, Alcaldesa de Madrid, que una de sus primeras medidas al llegar a la alcaldía fue organizar una reunión entre todas las partes implicadas para establecer un método que evitase barbaridades como la de Sants.
Pero el culebrón no ha acabado, falta la traca final. Al día siguiente de la bronca por Twitter el juez que ordenó el desahucio informó que había sido cancelado dos veces porque desde enero de este año la mujer había solicitado también por dos veces un piso social, pero en junio, hace más de tres meses, el ayuntamiento le comunicó que su solicitud era aceptada a la espera de que le adjudicasen un piso. Colau, como gran demagoga que es, callo y desapareció y su hombre de confianza, el concejal Pisarello se inventó una increíble excusa sobre lo difícil del trámite para conceder un piso social a extranjeros. Con lo que el resultado final del culebrón es que la que más ha chillado contra los demás es la principal responsable de que la barbaridad haya ocurrido.
Pero me temo que todavía pueden haber secuelas. El viernes 16 Josep Cuni entrevistó en su programa a Colau de una forma que me pareció pactada, sin un solo ataque o pregunta dura del entrevistador y brindándole todas las posibilidades de justificar su barbaridad. Me recordó las entrevistas que se hacían a los ministros en la época de Franco, que normalmente empezaban con la frase “Excelencia, ¿Qué quiere explicarnos hoy?”. En el programa, al final de la última entrevista antes de las noticias siempre hay un debate entre Pilar Rahola, el entrevistado y el propio Cuní, debates en los que Rahola ya ha tenido un par de altercados con Colau, pero el viernes el astuto Cuní intercaló otro corto debate adicional sobre el problema de Rajoy-Sanchez y la gobernabilidad para evitar la intervención de Rahola en la entrevista a Colau. Me dio la impresión que el viernes Rahola no salió muy contenta del programa.
La combinación de mala gestión y demagogia ha provocado que con frecuencia Colau acabe denunciando problemas causados por ella. Una de las primeras burradas que hizo al llegar a la alcaldía fue la moratoria de permisos para abrir nuevos hoteles que no solo cortó en seco el crecimiento de la oferta hotelera sino que impidió dos proyectos que habrían elevado el nivel del turismo que acoge la ciudad. En teoría la moratoria tenía que durar un año para mientras tanto establecer un plan hotelero concreto, pero antes de cumplir el año confirmaron la moratoria sin fecha límite planteando posibles autorizaciones solo en el extrarradio. La imposibilidad de abrir nuevos hoteles en el centro de la ciudad, que es donde van los turistas y donde se abren los hoteles, provocó un fuerte aumento de pisos turísticos ilegales, pero en opinión de Colau y del grupo de activistas que la adoran y querrían acabar con el turismo en Barcelona, el aumento solo tenía un culpable: el turismo. La moratoria también ha provocado un importante aumento en el precio de los hoteles, y al cabo de algunos meses la fuerte demanda de pisos para su utilización como turísticos ha aumentado los precios de la propiedad inmobiliaria en Barcelona, incluidos los alquileres, y esta misma semana Colau ha puesto el grito en el cielo por el precio de los alquileres, porque como no podría ser de otra forma ella denuncia problemas que no son de su responsabilidad y por tanto el aumento es por culpa de los demás, en especial de la Generalitat.
Para perseguir los pisos turísticos ilegales a Colau no se le ocurrió otra cosa que mandar una delirante carta al domicilio de cada barcelonés exigiéndoles más que pidiéndoles que denuncien a sus vecinos que oferten y ocupen pisos turísticos, una barbaridad que ya ha sido calificada como la Gestapo de Colau. Para aumentar el tremendo absurdo la carta termina con la siguiente frase: “Agradecemos vuestra colaboración y continuamos trabajando para hacer de Barcelona una ciudad para vivir y convivir”, cuando lo que promocionan son las bofetadas entre vecinos. A los pocos días de la demencial carta el Ayuntamiento anunció que ya se habían producido más de 1.000 denuncias, lo que no dijeron es que la gran mayoría eran denuncias falsas de vecinos bromistas o vengativos.
Su demagogia le lleva con frecuencia al engaño. En marzo de este año Pisarello y Colau hicieron una rueda de prensa para presentar las brillantes cifras del ayuntamiento del ejercicio 2015, cuya conclusión era que a pesar de lo mal que lo había hecho su predecesor habían aumentado mucho el superávit y habían reducido la deuda, pero Sonia Recasens, la mejor gestora pública que ha pasado por el Ayuntamiento de Barcelona, economista y con cursos del IESE sobre gestión pública que figuran en su c.v. y al contrario que el c.v. de Colau es cierto, y espero que algún día sea alcaldesa, que era quien gestionaba las finanzas hasta que llegó Colau para encontrarse más de 200 millones de superávit y unos de los niveles de deuda más bajos de todas las ciudades del país, denunció en La Vanguardia los muchos “errores” del cálculo de Colau, indicando que el superávit había descendido a pesar de la cantidad de proyectos municipales que Colau había cancelado y que la deuda había aumentado en un 17%. En contraste Carmena en Madrid había reducido en 1.000 millones o el 16% la inmensa deuda de su ayuntamiento.
Podría ser que Colau estuviese aprendiendo algo porque esta semana acudió a la recepción anual de Barcelona Global, una asociación privada que trabaja en la promoción y el desarrollo del talento, la actividad empresarial y las inversiones en Barcelona, recepción en la que no se presentó el año pasado y tampoco en su cena de Navidad, aunque es probable que haya ido a observar al enemigo desde dentro porque es inadmisible que Barcelona Global se dedique a promocionar empresas e inversiones ¡¡PRIVADAS Y EXTRANJERAS!! en Barcelona, pero ¿Qué se habrán creído?.