Los trabajadores por Cuenta Propia en Cuba o “cuentapropistas”, enfrentan limitaciones asombrosas para ejercer sus oficios, a pesar de ser los únicos que se ocupan de resolver los problemas cotidianos, para los cuales la ineficiencia estatal no tiene respuestas.
Los colchoneros de La Habana son vivo reflejo del talento frente a las carencias. Mientras el mundo habla de innovaciones para ofrecer cada vez más comodidad, seguridad y protección a la salud de los usuarios, los colchoneros ambulantes de Cuba resuelven con lo que pueden. Nadie menciona las palabras antiácaros, antihongos, ni antibacterias. Nadie sueña con diseños, telas frescas o detalles de comodidad y apariencia. Flexibilidad y duración parecen palabras prohibidas.
Este es el testimonio exclusivo de los colchoneros de La Habana, quienes con su palabra y sus acciones, enfrentan obstáculos enormes para desempeñarse como lo que simplemente son: personas con el sano oficio de hacer o vender colchones, a quienes les ha tocado vivir en un sitio donde el descanso no tiene para nada un lugar privilegiado.
