El término “Brasiliana” hace cuestión a todo material impreso sobre Brasil con reconocida relevancia histórica, y esta colección particular es una de las mayores brasilianasexistentes en el país.
A inicio de la década del ’70 el banquero Olavo Egydio de Sousa Aranha Setúbal (1923 – 2008) – más conocido como Olavo Setúbal: en Brasil el apellido materno tiene más importancia que el paterno, inclusive muchas veces lo antecede- comienza a coleccionar de manera impulsiva cualquier objeto que de una u otra manera haya plasmado la historia de su país, por más diversas que sean las épocas.
Así este conjunto agrupa libros, pinturas, grabados, documentos firmados por diversos presidentes, mapas, monedas, primeras ediciones de obras cumbres de la literatura brasileña, y mucho más: son cinco mil objetos en total los que logró reunir, bajo el asesoramiento de Pedro Correa do Lago, quien es también el curador de la muestra. Aunque para dicha exposición se reducen a trescientos no pierde en nada su atractivo.
Son muchas las cosas que atraen, como una edición de Memórias Póstumas de Brás Cubas, de Machado de Assis, ilustrado magistralmente por Cándido Portinari; documentos sobre compra-venta de esclavos, y los diversos dibujos que aventureros europeos hacían de lo que iban encontrando y descubriendo por aquí.
En el siguiente vídeo tendrán un rápido repaso a las salas que integraron esta enorme muestra:
La exposición está dividida en siete partes, que van desde los objetos del siglo XVI hasta los del siglo XIX.
Ya de entrada nos topamos con sendas cartografías que datan de finales del siglo XVI. El primero es de Gerhard Mercator (Flandes, 1512 – 1594) y es un grabado en cobre sobre papel de un mapa de nuestra región publicado un año después de su deceso, probablemente vio la luz a través de su hijo Rumold Mercator, ya que Gerhard dejó su Atlas inconcluso. Ahí se señala que Cuzco era la metrópoli del continente.
La siguiente cartografía data de 1596, y pertenece aJan Huygen van Linschoten (Haarlem, 1563 – Enkhuizen, 1611) comerciante neerlandés quien la publicó en su libro “Itinerario para las Nuevas Indias”. Van Linschoten se empleó como escribano del arzobispo de Goa, Vicente da Fonseca, y una vez ganada la confianza de éste se infiltró en las salas donde eran guardados los portulanos –mapas, cartas de navegación y manuscritos portugueses- haciéndose de las informaciones con las cuales la Corona Portuguesa monopolizaba la ruta para las “Indias”, y especialmente para el Brasil.
Este mapa fue publicado por vez primera en 1570 en el Atlas “Theatrum Orbis Terrarum”. Pertenece al cartógrafo flamenco Abraham Ortelius (Amberes, 1527 – 1598). Es considerada la mejor representación del Nuevo Mundo hasta esa época, y su Atlas es tomado como el primer atlas moderno. Recibió innumerables reimpresiones en los cuarenta años siguientes, tuvo un gran éxito. Para poder concebirlo Ortelius realizó un extenso trabajo de investigación, pues ninguna información de aquel nuevo continente eran divulgados por españoles ni portugueses.
El dibujante Joachim Du Viert plasmó a tres indios Tupinambá –etnia brasileña- llevados a Europa. Los diseños fueron grabados por Pierre Firens, e impreso por Pierre-Jean Mariette. Estos trabajos nos muestran a los indios tupinambá de la Isla de Marañón con trajes de la época de Luis XIII, están bailando y blandiendo unas maracas. La leyenda del primero dice: “Están aquí los verdaderos retratos de los salvajes de la Isla de Marañon, llamados Tupinambás, traídos al muy cristiano Rey de Francia y de Navarra por el señor Razilly em el presente año de 1613.”
De este segundo diseño, “Retrato al natural de los bárbaros traídos a Francia, del país de los Tupinambás por el señor de Razilly, para ser bautizados y convertidos a la fé de Jesús Cristo, y presentados a Su Majestad em el año presente de 1613.”
Está también aquella pintura del francés Arnaud Julien Pallièreencomendada por el Príncipe Regente Don Pedro I, donde se pueden ver la entonces pequeña ciudad de São Paulo –ahora metrópoli- a orillas del rio Tamanduateí, y divisar sus iglesias da Sé, do Carmo, y Santa Teresa, tela avaliada en seis millones de dólares.
Estas monedas obsidionales -que deben dejar salivando a cualquier numismático- de oro son de la segunda invasión neerlandesa al Brasil (1630 a 1654, en Pernambuco, antes Recife) :
Florines de 1645 y 1656,
VI Florines de 1645 y 1646,
XXII Florines de 1645 y 1646.
“Indio cazador” (Nuevas Indias), 178, a partir de una obra de Albert Eckhout (1610 – 1666).
En 1678, un año antes de morir, el Príncipe Mauricio de Nassau decidió obsequiar al Rey Luis XIV de Francia –el monarca más poderoso de Europa, por entonces- com su preciosa colección de pinturas y diseños hechos en el Brasil por los artistas que lo acompañaban, y que guardara por casi 35 años desde su retorno a Holanda em 1644.
El regalo de Nassau al Rey incluía, entre otras piezas, 27 obras de Frans Post, y pinturas y diseños de la flora y fauna brasileña realizados por Eckhout. Expuestos en 1680 estos trabajos encantaron a la Corte Francesa, fue ahí que surgió entre los consejeros del Rey realizar grandes tapicerías incorporando aquellos tan nuevos elementos exóticos, que era la especialidad de las empresas reales.
"Indio cazando onza en la selva", 1819.
Carl Friedrich Philipp von Martius (1794 – 1868): éste tío sí que se cultivaba: fue médico, antropólogo y naturalista botánico, además de violinista. Fue el más importante naturalista que investigó, describió y recolectó elementos de la naturaleza brasileña, allá por la primera mitad del siglo XIX. El trabajo que se muestra lo devela como un excelente dibujante y acuarelista, plasmando lo que estaba ante sus ojos.
Estos siguientes trabajos de la parte inferior son del mismo artista, trabajo en conjunto con el zóologo Johann Baptist von Spix. Tal obra fue conocida como el “Álbum Spix & Martius”, cuya difusión era revelar al “público culto” europeo (lo entiendo como a los de clase pudiente) la naturaleza y los indios brasileños.
Armas, adornos, ornatos y utensilios de los Indios Camacans, y de los Indios Puris, respectivamente.
El álbum “Viaje al Brasil” (de la primera mitad del siglo XIX) fue concebido tras la expedición del Príncipe Maximilian de Wied-Neuwied revelando por primera vez a Europa “imágenes reales” de los indios brasileños. Admirada por científicos como Alexander von Humboldt, la obra de Maximilian fue traducida a muchas lenguas, y es reconocida como una de las mayores contribuciones para el conocimiento del Brasil en el inicio del siglo XIX.
Estos dibujos a continuación fueron encontrados en un ejemplar del álbum “Viaje Pictoresco e Histórico al Brasil” que data de 1835, de Jean-Baptiste Debret (1768 – 1848), pintor francés y traen nuevos conceptos en el proceso de impresión de las litografías, encontrando elaborados diseños.
Se interesó también en el tema de la esclavitud, plasmando con mucho arte lo que veía en su cotidiano en el Brasil. Su trabajo es considerado como uno de los principales documentos gráficos en la historia de este país.
Arriba : Documento de venta de un esclavo, Boa Esperança –irónico el nombre del lugar- 27 de diciembre de 1860.
Documento manuscrito firmado, Freguesía de Irajá, Rio de Janeiro, 19 de diciembre de 1849. En este documento, Antonio Francisco de Mello concede la libertad para siempre a una esclava.
Seguro de vida del esclavo. Documento semi-impreso firmado, Rio de janeiro, 10 de julio de 1857. Póliza expedida por la Previdencia Cia. de Seguros contra la Mortandad de los esclavos, al Señor Delfino, por el seguro de la esclava Virgulina.
Pasaporte del esclavo. Documento semi-impreso firmado, Pernambuco, 6 de diciembre de 1841.
Recibo de compra-venta de esclavo. Increíblemente ya se vendían recibos listos para ser rellenados a la hora de la transacción. Aunque uno ya sabe que esto –la esclavitud- existió, no deja de sorprender estos documentos, todo formalizado. Se puede leer: “Vendo el esclavo tal, con todos sus vicios y achaques, nuevos y viejos, físicos y morales, tal cual los tenía....”
Tratamiento dental del esclavo, Rio de Janeiro 12 de diciembre de 1874. Era poco común que los “dueños” traten este tipo de problemas de salud –y quizá por otros tampoco se interesaban- de sus esclavos, aunque hay documentos como éste que prueban que habían algunos que sí “los llevaban” a tratarse. No se sabe si luego tendrían que retribuírles de alguna manera, o no. En este documento se asigna que el comendador José María dos Reis pagó al cirujano dentista de la Casa Imperial, Thiago Beviláquia la cantidad de diez mil réis por la obturación de la platina 3 y 4 de una esclava.
“La siesta” de Johann Moritz Rugendas (Augsburgo,1802 – Weilheim na der Teck, 1858), más conocido como Mauricio Rugendas.
Descubierta hace poco tiempo en Europa, esta obra se suma a las pocas pinturas conocidas hoy de este artista alemán. Un viajero incansable –estuvo por Brasil, Argentina, Chile, Perú, Colombia y México-, resumió todo lo visto en sus diversos viajes en los países de esta región en una sola pintura.“Don Pedro II”, 1846, del mismo artista.
Importante retrato de Don Pedro II (Rio de janeiro, 1825 – Paris, 1891) – apodado “El Magnánimo”, fue el segundo y último emperador del Brasil. Su reinado duró 58 años. Su estirpe venía de la rama brasileña de la Dinastía de Braganza- a la edad de veinte años, realizado por Rugendas en su segundo paso por el Brasil. El pintor realizó apenas dos retratos del joven emperador.
“Vista de São Luís de Maranhão” de Giusseppi Leone Righini (Turín, Italia, 1830 – Belém do Pará, Brasil, 1884), también llamado Joseph Léon Righini. Preciosa pintura de este artista ítalo-francés quien dedicó una buena parte de su obra a registrar los paisajes brasileños, vivió en Salvador de Bahía, São Luís de Maranhão y Belém do Pará donde murió.
“El hijo del artista tomando baño en el balcón de la residencia de su abuelo”, 1830. Armand Jullien Pallière (Bordeaux, 1784 – Bordeaux, 1862).
Desde su óptica de inmigrante Pallière plasma una escena del cotidiano en la vida privada por aquellos tiempos. La obra retrata al hijo del pintor en los brazos de su mujer –hija de Grandjean de Montigny, aquel gran arquitecto que integró la Misión Francesa.
La escena transcurre en la entrada de la famosa casa de Grandjean que existe hasta hoy en Rio de Janeiro, en el barrio de Gávea. Se empieza a notar a los esclavos domésticos siendo parte del entorno de la vida de los inmigrantes europeos.“Abolición de la esclavitud”, 1888, de Victor Meirelles (Florianópolis, 1832 – Rio de Janeiro, 1903).
Representación de un hecho de fundamental importancia para la historia del Brasil, la firma de la Ley Aúrea por la Princesa Isabel. Esta pintura fue conservada en el Castillo d’Eu hasta 1921, año en que falleció la princesa.
“Casamiento de Don Pedro I y D. Amélia”, 1829, de Jean-Baptiste Debret.
En la actualidad son pocas las pinturas al óleo conocidas de Debret acerca de temas brasileños, a diferencia de lo que ocurre con sus acuarelas de las cuales se conocen centenas de ellas. Este hecho refuerza la importancia de esta pintura para el estudio de la obra de Debret. Solamente se hizo público en el 2007, cuando el Banco Itaú la adquiere.
“Rescate de los pasajeros de la Ocean Monarch por la fragata brasileña Afonso”, 1860, de Samuel Walters (1811 – 1882). Única pintura al óleo con un tema ligado al Brasil de este pintor marítimo inglés. Esta obra representa un incidente de gran repercusión en aquella época: el rescate de 156 sobrevivientes del incendio y naufragio del barco estadounidense Ocean Monarch, que llevaba inmigrantes para los Estados Unidos en 1858. Aquel rescate fue realizado por una fragata a vapor brasileña bautizada como “Afonso” –se distingue claramente en la pintura el pabellón verde amarillo -, episodio que llenó de honra al Imperio Brasileño.
Cinco meses estuvo esta preciosa exposición que encierra gran parte de la historia de este país-continente que es Brasil.
Datos e informaciones : Museo Oscar Niemeyer.