Revista Infancia

Colecho y lactancia: Os cuento mi experiencia

Por Anaperezllinares

Colecho y lactancia: Os cuento mi experiencia.
En alguna ocasión ya os he hablado de que mi experiencia con la lactancia fue satisfactoria pero mucho más corta de lo que me habría gustado. 
Aún así, en los breves cuatro meses que duró, me dio tiempo a llegar a la conclusión de que el colecho la facilita enormemente. Os cuento mi experiencia:
Durante los tres primeros meses de vida de David yo no tenía del todo claro que iba a hacer...no quería dejarle llorando en la cuna, pero temía equivocarme metiendole en la cama, así que pasamos unos meses en los que las noches fueron de lo más variaditas. 
Al principio, tras darle el pecho, se dormía en brazos y, con mucho cuidado, intentaba dejarle en la cuna, cosa que casi nunca conseguía a la primera. Al poco tiempo, cuando papá y yo terminábamos de coger el sueño, David se despertaba de nuevo. Y vuelta a empezar...me levantaba, le sacaba de la cuna y le daba de mamar sentada, para no dormirme y devolverle a la cuna una vez hubiera terminado. Como podreis imaginar, con todo este movimiento, David se despejaba completamente y costaba muchisimo tiempo volverle a dormir (y mucho más convencerle de que se quedara en la cuna!).
Así pasamos un tiempo, durmiendo poquísimo y con un humor de perros. Hasta que, muerta de cansancio opté por otra alternativa: en lugar de darle el pecho levantada y con la luz encendida para no dormirme, nos tumbábamos en la cama, con la luz apagada . Al hacerlo así, David se dormía casi en el acto, pero al poco de dejarle en la cuna, volvía a despertarse llorando y, o bien lo volvía a poner al pecho, o bien me armaba de paciencia y me dedicaba a recorrer el pasillo hasta que se volvía a dormir (que no era rápido).
En aquel entonces, papá aun trabajaba en la isla del Hierro, por lo que David y yo pasábamos 12 días al mes solos. Una de las temporadas en las que papá estaba fuera y yo estaba al limite de mi resistencia a causa del sueño, decidí meter a David una noche en la cama, desde el principio. Me dije a mi misma que solo lo haría de vez en cuando, cuando ya sintiera que estaba muy agotada, para poder recuperar un poco de sueño, pero la experiencia me gustó tanto que lo repetí todas y cada una de las noches en las que papá estuvo fuera.  Y claro, cuando papá volvió, decidimos que mientras le diera el pecho, David dormiría en la cama, que ya tendríamos tiempo después para acostumbrarle a dormir en su cuna.
Con David en la cama, todo fue mucho mas fácil.
Se pasaba toda la noche despertándose, buscando la teta, pero se ponía a mamar sin apenas despertarse y los dos nos volvíamos a dormir en pocos segundos...de hecho, cuando llegaba la mañana, yo no era capaz de recordar cuantas veces se había despertado David, puesto que en la mayoría de ocasiones no llegaba a despertarme del todo.
Desde mi punto de vista y según mi experiencia, el colecho hace que la lactancia nocturna sea mucho más agradable y "compatible con la vida", puesto que nos permite dormir mucho más, tanto a nosotras como a nuestros bebés.
Así que, si estais en esa situación, os aconsejo que os olvideis de todo lo hayais oido, que no os preocupeis por si vuestro bebé se malacostumbrará al dormir en vuestra cama y busqueis la opción que os permita descansar y ser felices...sea cual sea. 
En nuestro caso, el colecho fue la mejor alternativa, lo que no quiere decir que para todos lo sea...cada familia debe encontrar su particular forma de resolver estas situaciones de la manera en que resulte mejor para todos.
Porque, a parte de nuestras ideas y preferencias en torno a la crianza, está otro tema no menos importante: la supervivencia. Y todos sabemos lo necesario que es dormir, así que es conveniente buscar la forma de que todos, tanto los papis como el bebé, podamos hacerlo.


Volver a la Portada de Logo Paperblog