Poner vallas y alambradas para impedir el paso a personas -inmigrantes les llamamos- que quieren entrar en un país es para poder comer de aquello que nosotros- en Europa, España, Catalunya- les hemos robado, es horrible. Es de mentes cortoplacistas que se sustentan en fuerzas represivas que adoctrinadas en la cultura del nacional-catolicismo piensan que cumplen con su deber cuando realmente cumplen con los deseos de otros.
Colocar cuchillas en las alambradas para que seres humanos puedan depellejarse vivos es un crimen contra la humanidad. Y no hablo del dichoso arquetipo delictivo de la ONU, hablo literalmente de un crimen con premeditación y alevosa contra los seres humanos, que insisto, vienen a nuestro país a comer e intentar vivir mejor. Y en la mayoría de los países (por llamarles algo) no viven mejor simple y llanamente porque les robamos, y les robamos todo: las materias primas, el acceso a la educación, la libertad y también el derecho que tiene cualquier ser humano de querer vivir, no vivir mejor, VIVIR.
Mal rayo parta al Ministerio del Interior. ¿Acabarán colgando los testículos de seres humanos para advertir que no se puede entrar en nuestra sagrada tierra?